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Aplausos de gratitud y esperanza

Aplausos. Ésa fue la primera reacción de los 113 refugiados albanokosovares que ayer llegaron a Barcelona en el momento en el que el avión de las Fuerzas Armadas que les trasladó desde Macedonia tomó tierra en el aeropuerto de El Prat. "Estaban deseando irse porque allí ahora hace mucho calor y los campamentos no tienen duchas. Pero también están tristes porque han dejado atrás a sus amigos". Rosa Valverde, del Centro de Acogida al Refugiado del Gobierno central, pulsaba así el estado de ánimo del contingente de exiliados forzosos por la represión serbia en Kosovo. Este nuevo grupo de refugiados reside desde primera hora de la tarde de ayer en La Conreria, en Tiana (Maresme), en compañía de los otros 111 compatriotas que llegaron el miércoles pasado. En total, son ya 251 los refugiados que hay en Cataluña, a los que se añadirán el lunes próximo 27 más procedentes de un centro de Colmenar (Madrid) y que residirán en pisos de la Generalitat en Calella de la Costa (Maresme). Del grupo de ayer, dos ancianas de 90 y 99 años tuvieron que ser hospitalizadas debido a su débil estado de salud. El consejero de Bienestar Social, Antoni Comas, ha prometido traer a otro refugiado que se encuentra en Suiza, cuya familia se encuentra ahora en Cataluña.

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