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GUERRA EN YUGOSLAVIA Los refugiados

Los recuerdos afloran en España

Hasan Hysenajn, uno de los acogidos en territorio español, cuenta su historia de persecuciones

Hasan Hysenajn tiene 44 años. Llegó a España el pasado 29 de abril junto con otros 104 kosovares después de que los paramilitares del régimen de Slobodan Milosevic destruyeran su casa. "Allí vivíamos siete personas: mis cuatro hijos, mi madre, mi esposa y yo". Esta fue la última vez que Hasan padeció los efectos de la limpieza étnica serbia. Pero no la primera.El 19 de febrero de 1994, el periódico kosovar Koha Ditore publicaba que un activista de la formación del moderado Ibahim Rugova había sido arrestado por esconder armas. "Era mentira, sucias mentiras", repite una y otra vez mientras muestra con orgullo el recorte de la publicación que cuenta su caso.

Hasan estuvo poco tiempo en prisión: "Yo no era ni soy del ELK [Ejército de Liberación de Kosovo], soy un político, no un guerrillero, y me dejaron salir pronto". Volvió a su casa, una bonita vivienda de dos pisos, de color blanco y tejado a dos aguas, en la localidad de Petrova, a 32 kilómetros de Pristina, la capital de Kosovo. Desde entonces, ha sufrido "vigilancia y persecuciones".

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Una vez empezados los bombardeos, la situación empeoró drásticamente: "En ese momento, los paramilitares pasaron de la intimidación a los hechos". Y un día, a mediados del pasado mes de abril, su casa, entre los árboles de los campos de Stimle, perdió los cristales de las ventanas, lo blanco de su fachada y los muebles del interior. Fue la huella de los paramilitares que, al igual que a sus vecinos, les obligaron a dejarlo todo, a partir hacia un rumbo desconocido sin más equipaje que lo que vestían.

De allí, al campamento de refugiados de Stankovic (Macedonia) para luego aterrizar en España con sus dos sobrinos, y vivir, hasta que termine la semana, en un centro de acogida dispuesto por Cruz Roja en la Ciudad Escolar de San Fernando (Madrid). Espera para ser trasladado. Aún no sabe a dónde. Tampoco dice importarle, se limita a dar las gracias "a los españoles y a Javier Solana". ¿Y Rugova, qué opina de Rugova? Sonríe, mira para otro lado, medita la respuesta, y contesta con brevedad: "Que le vaya bien".

Hasan, al igual que Hamit Zariqi, un economista que vio cómo ardían tres familiares suyos, ha precisado en este primer mes de estancia de apoyo psicológico, del mismo tipo que recibirán los 111 desplazados que ayer llegaron a Barcelona desde Macedonia.

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La responsable de Cruz Roja de este tipo de asistencia, Araceli Luque, explica que todos los refugiados sufren, en un primer momento, "stress postraumático". Es decir, "ansiedad, temblores, mareos, escalofríos, aumento de tensión sanguínea, pérdida de memoria y pesadillas a causa de las barbaridades que han presenciado y sufrido". Desde 1996, todos los refugiados que llegan a España reciben de inmediato el apoyo de un psicólogo para evitar "depresiones severas", "resentimiento", "incremento del uso del alcohol o drogas" o "respuestas agresivas". "La palabra es nuestra herramienta, y con ella intentamos identificar lo que les sucede y que sean conscientes de su situación, que asimilen lo que les ha pasado: que lo han perdido todo, que aquí no tienen nada, y que no se sabe cuándo van a volver y en qué condiciones", explica Araceli Luque.

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