Derechos humanos
En una carta abierta al ministro español de Asuntos Exteriores, excelentísimo señor Abel Matutes, que está en vías de ser destituido por Rafael Ansón y sustituido por Rodrigo Rato, Amnistía Internacional le recordaba en febrero de este año la lista de países repetidos y reputados como violadores de tan gaseosos derechos: Argelia, Arabia Saudí, Camboya, Colombia, China, la Federación Rusa, Indonesia, México, Turquía y... Estados Unidos. Es especialmente curioso el capítulo dedicado a Estados Unidos, donde Amnistía Internacional constata: "... las violaciones de derechos humanos parecen afectar desproporcionalmente a minorías étnicas y raciales. La brutalidad policial es común en todo el país, así como las violaciones de los derechos humanos de los detenidos. El aumento de los delitos castigados con pena de muerte, su imposición para delitos cometidos por menores de 18 años de edad y el incremento de ejecuciones contradicen los pactos internacionales de derechos humanos". Por otra parte, las autoridades locales de Estados Unidos, según Amnistía Internacional, obstaculizan a los comités de investigación sobre la violencia contra las mujeres y sobre ejecuciones extrajudiciales, sumarias o arbitrarias.Es decir, parecidos motivos han llevado al liderazgo de Estados Unidos en el bombardeo de Yugoslavia en contra de la limpieza étnica de Milosevic o de Irak por los obstáculos que Sadam Husein opone a los observadores internacionales. Resulta lacerante que con este currículo los portavoces norteamericanos o anexos de la OTAN aparezcan tan ufanos por sus matanzas diarias, calificadas de efectos colaterales. A no ser que la violación de derechos humanos de los que están en la base de la pirámide en EEUU sea un efecto colateral del exquisito respeto a los derechos de quienes ocupan la cúspide.
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