_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Siguiendo el hilo

Aún queda memoria histórica bastante para recordar que, en el ancien régime, el orden público era lo único importante. La ausencia de participación de los ciudadanos en la vida pública y el Tribunal de Orden Público, desde el que algunos jueces y fiscales, serviles al ancien, corregían -y vaya forma de corregir- los excesos de los ciudadanos que no tenían cobijo en el fuero de los españoles, definieron una forma de entender la política. Es un recuerdo que viene en tiempo electoral. Es un tiempo en el que se pretende conseguir la voluntad de los ciudadanos para formar gobierno municipal, autonómico o estatal. Pues en esta época hay políticos cuyo mensaje se dirige a distorsionar la imagen del adversario porque entienden que, así, se logra el poder. No mediante compromisos que permitan el avance de la sociedad. Palabrería, insultos, y mentiras son instrumentos de captación de voluntades. Lo mismo Celia Villalobos transmite un cabreo para convencer de que el AVE, a pesar de sus rogativas, no se queda por ahora en Málaga sino que se marcha a Valladolid, que su compañero Díaz Werbel Clinton se deja caer con aquello de que la Junta no da un duro, que el clintolito es suyo o que la Junta miente, que este alcalde siempre ha destacado por decir la verdad y nunca llamaría prevaricador a otro compañero de partido, y menos si van juntos en las listas. Puede que todo sea verdad, que el cabreo exista y que la Junta reparta mejor para la izquierda, pero puede que no. Si el jefe de filas, Aznar, nos cuenta que departe en ruso y pone a parir a Boris, cuando aquí, salvo para lo de la gobernabilidad, se atranca pronunciando arzallus. Y si el viaje al centro lo representa Piqué, cuando en su paseo por Rusia da un parte médico que más parecía una declaración de Hacienda, se puede empezar a dudar de palabras y cabreos de quienes están en las filas y siguiendo el hilo -no el lino- inductivo, atreverse a pensar que, en ocasiones, aquella política del orden público va siendo sustituida por otra indisciplinada con la verdad, donde el objetivo es conseguir el poder, aunque para llegar dejen en el camino el único patrimonio del adversario, su honor.EUGENIO SUÁREZ PALOMARES

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_