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La ley y las trampas

Gabriela Cañas

La Ley de Reforma Universitaria intentó evitar la endogamia universitaria instituyendo tribunales examinadores formados por cinco personas en los que sólo dos fueran del mismo departamento al que se adscribía la plaza. De esta manera, los departamentos estaban en minoría para seleccionar a los candidatos. Además, los otros tres miembros se eligen a sorteo. Como explica el abogado José Ramón Codina, hacerse con un tercer voto del tribunal es sencillo. "El sistema es "hoy por mí, mañana por ti", explica.Pero, además, en el área de la psiquiatría, el sistema endogámico se ve favorecido por las plazas vinculadas. Se llaman así a las plazas que llevan aparejada la docencia y el ejercicio asistencial en un hospital público. Esto se traduce en que cuatro de los cinco votos del tribunal son de la casa: dos del departamento y otros dos de su brazo sanitario.

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Así es más fácil ejercer los vetos que muchos profesores dicen que hay en la universidad. Uno de ellos explica uno de los artilugios utilizados para quitarse de en medio al enemigo. "La trampa consistía en nombrar a uno vocal suplente de un tribunal. Se suponía que era un gran honor, pero la realidad es que así evitaban que formara parte del tribunal dentro del cupo de tres que salen por sorteo". Detectada la trampa, se volvió a cambiar la ley para evitar el abuso.

Adjudicación previa

"La Ley de Reforma Universitaria se hizo para un país civilizado y éste, por lo que se ve, no lo es", sentencia Víctor Aparicio, psiquiatra de Oviedo. "Hay que cambiar el sistema de selección del profesorado", dice Tomás Palomo, presidente de la Comisión Nacional de Psiquiatría. "El sistema MIR mejoró la sanidad española, pero la universidad se ha quedado atrás".

Del sistema se quejan incluso los que supuestamente se benefician del mismo, si bien destacan fundamentalmente el hecho de que la autonomía universitaria impida a un catedrático trasladarse a otra universidad.

Y se dan casos como el de Enrique Rojas, que obtuvo la cátedra por Badajoz hace 20 años, pero nunca ejerció allí la docencia. Se dedica a la psiquiatría privada en Madrid. Ángel Martínez Pina, que logró la cátedra de Oviedo en 1986, la abandonó poco después porque seguía atendiendo sus obligaciones en Barcelona. Por contradicciones del sistema, ninguna de ambas cátedras se han cubierto todavía, aunque la de Oviedo se acaba de convocar.

Quizá sea porque, como corroboran muchos de los docentes consultados por este periódico, en la Universidad española no sale a concurso demasiadas plazas que no estén previamente adjudicadas.

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Sobre la firma

Gabriela Cañas
Llegó a EL PAIS en 1981 y ha sido jefa de Madrid y Sociedad y corresponsal en Bruselas y París. Ha presidido la Agencia EFE entre 2020 y 2023. El periodismo y la igualdad son sus prioridades.

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