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GUERRA EN YUGOSLAVIA Frente Bélico

El Ejército serbio impide la salida de miles de kosovares que tratan de abandonar el país

Yolanda Monge

Ningún deportado albanokosovar cruzó ayer la frontera. Pero cerca de 1.500 hubieran deseado hacerlo. Un tren compuesto por cinco vagones repletos de refugiados estuvo paralizado durante más de dos horas en la estación serbia de Djeneral Jankovic, última parada yugoslava antes de entrar en Macedonia. Al filo del mediodía, las fuerzas serbias obligaron al convoy a retroceder hacia Kosovo. Durante todo el tiempo que duró la espera, se escucharon explosiones de artillería y morteros serbios. La OTAN dice tener información de otros 40.000 albanokosovares bloqueados dentro de la región.

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El tren llegó a primera hora de la mañana repleto de gente, según testimonios dados al Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) por personas con pasaporte macedonio que lograron cruzar la frontera. A pesar de haber salido de las cercanías de Pristina, la mayoría de los refugiados subieron al tren en Urosevac (40 kilómetros al sur de Pristina, a medio camino entre la capital kosovar y la frontera macedonia), según las mismas fuentes, que aseguraron que otras muchas personas se quedaron en tierra por la falta de sitio a bordo.Pero cuando Fehmi, un hombre de 65 años que volvía a Kosovo tras haber cobrado su pensión, llegó a Djeneral Jankovic, se encontró con que el tren había desaparecido y la estación estaba vacía. Fue entonces cuando la policía serbia le informó de que el convoy había partido y que no habría más trenes durante el día. "Unos gitanos le dijeron al jubilado que el tren había sido devuelto a Kosovo con toda la gente dentro", informó el portavoz de ACNUR, Ron Redmond, quien dijo estar "muy preocupado" por las explosiones que durante buena parte de la mañana no dejaron de escucharse. "No sabemos que está ocurriendo al otro lado", relató Redmond visiblemente desconcertado.

Tras más de 10 días de interrupción, la llegada a Macedonia de deportados albanokosovares se reemprendió este fin de semana con la llegada de más de 1.000 personas al puesto fronterizo de Blace (norte de Skopje). Firme en la política de exigir a Occidente que alivie la pesada carga que soporta Macedonia, el presidente del país, Kiro Gligorov, aseguró ayer que al menos 100.000 de los deportados albanokosovares que saturan la República deberían abandonarla cuanto antes. De otro modo, la amenaza de inestabilidad política podría convertirse en una realidad cualquier día. "La comunidad internacional debe hacerse cargo de más refugiados", afirmó el presidente durante una visita al campamento de Stankovic I, la primera desde que los campos empezaran a instalarse en Macedonia. Cerca de 50.000 albanokosovares han salido hacia terceros países. En opinión de Gligorov, esto "no es suficiente".

Mientras, la Alianza Atlántica aseguro tener informaciones de que "40.000 desplazados internos en Kosovo se encuentran bloqueados por la policía especial serbia" que no les deja dirigirse a las fronteras con Albania o Macedonia.

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Sobre la firma

Yolanda Monge
Desde 1998, ha contado para EL PAÍS, desde la redacción de Internacional en Madrid o sobre el terreno como enviada especial, algunos de los acontecimientos que fueron primera plana en el mundo, ya fuera la guerra de los Balcanes o la invasión norteamericana de Irak, entre otros. En la actualidad, es corresponsal en Washington.

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