La reforma reduce el impacto de la caída demográfica en la Universidad
En 1994 había en Cataluña 105.062 jóvenes de 18 años, edad en la que se accede a los estudios superiores. El año 2011 habrá sólo 55.745. Sin embargo, el número de jóvenes que cursan el curso de orientación universitaria ha aumentado este año por primera vez desde 1995. La llegada de alumnos procedentes de la reforma educativa paliará el impacto del descenso demográfico en la Universidad, a menos que la oferta de la nueva formación profesional tenga éxito y que se mantenga el nivel de las pruebas de acceso.
La llegada de la generación del descenso demográfico a la educación superior ha levantado toda clase de alarmas. El presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, aseguró hace unos días en Tokio que las universidades catalanas van a tener problemas dentro de muy pocos años para atraer estudiantes a causa de la caída de la natalidad, lo que calificó de "problema muy grave". Josep Maria Vallès, que fue rector de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), aseguraba la semana pasada que el curso próximo pueden llegar a sobrar hasta 7.000 plazas de primer curso. No hace ni un lustro que se alcanzó el punto culminante de la demanda de plazas para acceder a la Universidad, pero ya en 1997 el 77% de los casi 50.000 alumnos que acudieron a las pruebas de acceso pudo cursar la carrera elegida. El año pasado la demanda ya descendió en 2.243 alumnos. Por el contrario, la oferta de plazas sigue aumentando. Para el curso que viene, se calcula un aumento de más de un millar. Todo indica que este año el 85% de los alumnos accederá a los estudios que desea. Pero lo cierto es que las curvas de oferta y demanda aún no se han cruzado, y es posible que tarden más en hacerlo de lo que muchos prevén. Todo depende del impacto que tenga la llegada de los alumnos procedentes de la reforma educativa y, por consiguiente, del nuevo bachillerato, que supone la desaparición del COU, que era precisamente donde se producía la gran criba del acceso a la Universidad, y no, como comúnmente se cree, en las pruebas de acceso (selectividad). El nuevo bachillerato de dos años, generalizado ya el curso próximo, no está diseñado, como estaba el COU, para acceder a la Universidad. Según Irene Rigau, secretaria del Consejo Interuniversitario de Cataluña, "hay que saber cuál será el impacto de la generalización del bachillerato y de los nuevos ciclos formativos" para intuir la demanda de plazas universitarias. Rigau cree que "la clave está en las pruebas de acceso", ya que el nivel de aprobados en el nuevo bachillerato será alto, debido a que supone también el acceso a la formación profesional. Previsiblemente -contra lo que sucedía con el viejo sistema-, una gran mayoría de los alumnos que acaben el bachillerato se presentará a las pruebas de acceso, aunque sólo sea por probar suerte. La criba tiene que producirse en estas pruebas al tiempo que se prestigien los nuevos ciclos formativos.PASA A LA PÁGINA 5
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.