"La pera de la gastronomía"
No se crean que hemos inventado ningún eslogan. Es el título de la carta de presentación de un pequeño restaurante informal, de los de seis mesas mal contadas, situado en un altillo de la cafetería de uno de esos asépticos parques de empresas no contaminantes que proliferan en Valladolid y del que toma prestado el nombre el restaurante: Centro Madrid. La pobre sensación del local queda paliada merced a la gracia y el encanto con que está puesto su único comedor. Lo que uno espera aquí es un menú del día, más o menos correcto. Pero la sorpresa es mayúscula. Dos hermanas, Begoña Labajo, en sala, y Belén, en cocina, amantes de la cocina más inconformista, ofrecen una carta verbal acompañada tan sólo de la presentación aludida al comienzo de estas líneas, en las que se nos advierte las intenciones de estas entusiastas restauradoras. "Con la inocencia del aprendiz y la constancia de la vocación, atolondradas por la inspiración (...) Combinamos todo con... frivolidad, inconsciencia, crueldad". Por todo ello, los envolventes consejos de la atípica maitre resultan, además de acertados, absolutamente necesarios dada la ausencia de una carta al uso. Y las intenciones de hacer alta cocina, aunque simple en su estructura, son manifiestas. Virtudes comprobables en platos como la Brocheta de verduras a la parrilla o en la Crema de patata con aceite de trufa, así como una incitante Brandada de bacalao sobre repollo al ajoarriero. Muy impactante el tocho de foie gras con lentejas estofadas y vinagreta caramelizada de café. Una de sus fórmulas más exitosas, el Carpaccio de buey con un apasionante aceite de miel y guarnecido de alcachofas fritas. Impecable la Ensalada de quesos castellanos. Y curiosas, aunque controvertidas, las Anchoas marinadas en vermú con pisto frío y cecina de León crujiente. Muy meritorio el dar relevancia a un pescado como el congrio, que acompañan de espinacas, cebollas, y jugo de erizos. Los postres, sencillos pero con el refinamiento de las mejores cocinas. Factura modesta, muy por debajo de las satisfacciones ofrecidas que hacen buena una de las frases de su sensual tarjeta de visita: "Cada uno va donde el placer le llama".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Archivado En
Últimas noticias
Trump asegura que Estados Unidos ha atacado objetivos del Estado Islámico en Nigeria
Se eleva a 10 el número de fallecidos al volcar un autobús en Veracruz
La Fiscalía de Ciudad de México confirma que el hombre asesinado en la Zona Rosa era El Panu, jefe de seguridad de Los Chapitos
Navitrans, una cena de navidad para personas LGBT+ en condición de calle y trabajadoras sexuales
Lo más visto
- Víctor Bermúdez, profesor de Filosofía: “Hemos perdido el control del proceso educativo, lo que damos en clase es en gran medida un simulacro”
- Zelenski confirma que cualquier pacto con Rusia deberá ser ratificado en referéndum
- La revalorización de las pensiones queda en el aire por la negativa de la derecha a apoyar otras medidas sociales
- Los ‘whatsapps’ de Mazón a Feijóo del día de la dana: “Un puto desastre va a ser esto presi”
- “Un jardín con casa, no una casa con jardín”: así es la premiada vivienda de 146 metros cuadrados que se camufla con la vegetación




























































