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El ministro de Defensa asegura que el Ejército no debe intervenir

El doble enfrentamiento entre Borís Yeltsin y la Duma multiplica estos días las especulaciones sobre una eventual solución de fuerza que Yeltsin sólo podría imponer con apoyo militar. El ministro de Defensa, Ígor Serguéyev, salió ayer al paso de estos preocupantes fantasmas y declaró que "las Fuerzas Armadas no deben intervenir en el proceso político interno". Serguéyev aseguró que su visita de ayer a una brigada motorizada no tenía nada que ver con la complicada situación del país. El ministro es un hombre próximo a Yeltsin, que incluso le hizo mariscal, y es muy probable que conserve su puesto, pero no se le conocen ambiciones políticas.Las Fuerzas Armadas rusas han sido reducidas en los últimos años a 1,2 millones de hombres, menos de la mitad que en tiempos soviéticos. Su situación es tan crítica, por la escasez de medios, que se ha convertido en el eje de una de las acusaciones contra Yeltsin en la Duma.

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Hay otros dos importantes ejércitos paralelos en Rusia y, sobre todo uno de ellos, el del Ministerio del Interior (con cerca de 300.000 efectivos), inquieta a la oposición, que teme que, llegado el caso, Yeltsin pueda utilizarlo como apoyo a la disolución inconstitucional de la Duma, la proclamación del estado de emergencia y la suspensión de las elecciones. Serguéi Stepashin ha estado, y aún lo está, al frente de esta fuerza.

Otro fiel de Yeltsin, Vladímir Putin, es el jefe del Servicio Federal de Seguridad (FSB), rama interior del KGB soviético cuyos efectivos, militarizados en su mayoría, pueden acercarse a los 100.000 hombres. Putin ha sido nombrado recientemente secretario del Consejo Nacional de Seguridad.

El FSB (que entonces dirigía Stepashin) jugó un papel decisivo en los acontecimientos que en 1994 condujeron a la guerra de Chechenia. Las tropas de Interior combatieron luego junto a las de Defensa cuando estalló el conflicto, tan desastroso que hoy puede ser la causa de la condena a Yeltsin.

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