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Aznar defenderá ante Borís Yeltsin la posición de la OTAN sobre Kosovo

La guerra de Yugoslavia y la convulsa situación interna, con el presidente Borís Yeltsin en pleno conflicto con la Duma, dominarán la visita que mañana por la noche inicia José María Aznar a Rusia. El jefe del Gobierno español, que en las últimas 48 horas ha conversado telefónicamente con algunos de los gobernantes aliados -como el primer ministro británico, Tony Blair, o el presidente francés, Jacques Chirac-, trasladará a Yeltsin la posición de la OTAN sobre Kosovo, de la que España no quiere apartarse ni un milímetro.

Por deseo de las autoridades rusas, que quieren transmitir una sensación de normalidad, Aznar ha decidido mantener íntegramente el programa de su visita, incluido un desplazamiento a la ciudad de Nizhny Novgorod, a unos 450 kilómetros de Moscú, para inaugurar el próximo miércoles una factoría de la firma española Gallina Blanca.No obstante, la crisis interna ha obligado a retoques de última hora, como la sustitución del destituido primer ministro Yevgueni Primakov, que era precisamente el anfitrión de Aznar, por su sucesor en funciones y hasta ahora titular de Interior, Serguéi Stepashin. También está pendiente de confirmar una de las entrevistas más importantes, la prevista el miércoles por la mañana con el representante ruso para los Balcanes, Víktor Chernomirdin. Moscú ha advertido de que, dada su delicada misión, Chernomirdin, que tiene pendiente una visita a Belgrado, podría ausentarse durante esas fechas.

En todo caso, Aznar tendrá ocasión de trasladar al propio Yeltsin, quien le recibirá el martes en el Kremlin, su opinión sobre la guerra de Kosovo, que coincide al 100% con la de la OTAN, pues "no hay lugar para una posición española diferenciada de la que tiene la Alianza", según fuentes de La Moncloa.

Entre otros gobernantes aliados, Aznar conversó el jueves con el primer ministro británico, Tony Blair, y ayer, con el presidente francés, Jacques Chirac, recién llegado de Moscú, sobre la necesidad de evitar que Rusia se descuelgue del acuerdo alcanzado la semana pasada en Alemania con el grupo de los siete países más industrializados.

La guerra de Yugoslavia y la crisis política han eclipsado lo que inicialmente era el objetivo central de la visita: impulsar las relaciones bilaterales. Aunque Aznar viaja acompañado de unos 50 empresarios, así como del ministro de Industria, Josep Piqué, y la secretaria de Estado de Comercio, Elena Pisonero, los intercambios económicos tropiezan con el impago de la deuda rusa. De hecho, las exportaciones españolas cayeron un 18% y las importaciones un 11% en 1998.

Sí está prevista la firma de un acuerdo de cooperación en la lucha contra la delincuencia, sobre todo las mafias, que se negoció precisamente con el nuevo primer ministro, y otro de colaboración en materia informática. La rúbrica de un tratado de extradición se ve dificultada por la persistencia de la pena capital en Rusia y la apertura de una sede del Instituto Cervantes en Moscú está pendiente de que se le conceda un trato fiscal favorable, para lo que viaja con Aznar el nuevo director de dicho organismo, Fernando Rodríguez Lafuente.

Aunque se produce "en el momento más difícil", según reconoce La Moncloa, o precisamente por ello, la primera visita de Aznar a Rusia como presidente del Gobierno resultará especialmente interesante. No sólo conocerá de primera mano los puntos de vista de Yeltsin, sino también los de algunos de los principales aspirantes a sucederle en el Kremlin: el comunista Guennadi Ziugánov, el liberal Grigori Yavlinski, el alcalde de Moscú, Yuri Luzhkov, y el general y gobernador de Krasnoyársk, Alexandr Lébed.

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