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El Centro Andaluz de Arte Contemporáneo muestra en Málaga una selección de sus fondos en papel

Unas setenta piezas cuyo único punto en común es estar realizadas en soporte de papel, procedentes todas de los heterogéneos fondos del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC), ocupan hasta el próximo 30 de mayo las salas bajas del Palacio Episcopal de Málaga. Concebida como apoyo a las jornadas sobre coleccionismo artístico organizadas por la Asociación Mediterráneo Sur la semana pasada, la muestra, al margen de la calidad de algunas obras, revela el frágil criterio que aún sustenta esta colección, en la que hay dibujos de Tápies, Gordillo, Canogar, Sicilia o Pérez Villalta.

Fue precisamente durante las jornadas cuando en una mesa redonda con curadores del Instituto Valenciano de Arte Moderno, el Museo de Bellas Artes de Bilbao, el CAAC y el Reina Sofía, el historiador Valeriano Bozal apuntaló al órgano andaluz: "Al CAAC sólo le falta levitar su trayectoria, cercana al esperpento, es digna de figurar en el Ruedo Ibérico de Valle-Inclán". En aquella reunión estaba presente uno de los responsables de la colección, José Ramón López, quien aguantó con resignación el comentario de Bozal, una hora después de haber reseñado con todo lujo de detalles el tortuoso proceso de una colección que ha estado sometida siempre a avatares políticos. El relato de López dejó claro que aún le queda bastante a este centro para poder competir -en presupuestos, decisión política, criterios y objetivos- con el resto de los centros de arte contemporáneo españoles. Así las cosas, la muestra adolece de la existencia de un criterio de colección en los últimos tiempos, ya que la constitución de un consejo asesor es muy reciente. Así, los fondos en papel -entre los que se ha incluido la fotografía, sin lugar a dudas donde se encuentran las mejores piezas expuestas- tienen al menos tres procedencias: compras directas, fondos de las carpetas de grabados de los premios nacionales que cada año se adquirían desde los ochenta y otras carpetas de grabados de gran tamaño adquiridas a una empresa especializada. Las mejores piezas son precisamente las fotografías de los cubanos Andrés Serrano y Marta María Pérez, la serie de bañistas del almeriense Carlos Pérez Siquier o la del sevillano Rafael Agredano vestido de clergyman. Igualmente destacan las obras, nunca antes expuestas, del checo Jiri Doukupil y del fallecido Juan Francisco Isidro.

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