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Una hormona esencial para el metabolismo de la glucosa

La insulina es una hormona que es esencial para el metabolismo. Cuando la insulina de la sangre se ancla en receptores de la superficie de las células, dispara una secuencia de reacciones bioquímicas que permiten el paso del azúcar, la glucosa, al interior de las células y les proporciona la energía necesaria para vivir. Los llamados diabéticos insulinodependientes no pueden fabricar insulina por sí mismos. Los diabéticos no dependientes de la insulina tienen problemas para aprovechar la que producen. Si no se cierra el ciclo de la insulina no se puede metabolizar la glucosa. Ésta flota, sin utilizar, en la sangre y en los tejidos y causa una variedad de daños que van desde la letargia a la ceguera, pasando por el fallo renal o incluso daños irreparables en los tejidos.La diabetes es una enfermedad en alza muy preocupante en el mundo occidental, ligada, en gran parte de los casos, al estilo de vida. En España se calcula en millón y medio el número de diabéticos, de los cuales sólo un 10% son insulinodependientes. Del restante 90%, muchos no están diagnosticados, según José Luis Herrera Pombo, presidente de la Sociedad Española de Diabetes, quien destaca la relación, todavía no clara, entre obesidad y diabetes y la necesidad de tener en cuenta que la dieta y el ejercicio son parte importante de la terapia en este tipo de diabetes.

Ingeniería genética

La insulina obtenida por ingeniería genética permite en la actualidad a los diabéticos insulino dependientes llevar una vida normal, pero deben inyectarse la insulina directamente en la sangre. No se puede tomar oralmente porque es una proteína lo suficientemente grande como para que los jugos gástricos la descompongan antes de que pueda hacer su función a través de la corriente sanguínea. Por eso resulta tan interesante la existencia de una sustancia de efectos análogos a la insulina, que no sea una proteína y pueda ser administrada oralmente. Lo que se ha comprobado con la quinona recientemente descubierta es que se ancla en los receptores de insulina y los activa, permitiendo el metabolismo de la glucosa. No se han comprobado efectos secundarios. En la parte de la investigación realizada en Estados Unidos se han utilizado dos modelos animales de la diabetes humana obtenidos por ingeniería genética: ratones diabéticos y ratones obesos. En ambos, este análogo de la insulina ha conseguido reducir significativamente el nivel de glucosa en sangre, pero la aplicación a humanos esta todavía muy lejana.

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