Un hombre se entrega a la policía tras degollar a su compañera
Oswaldo Verona, de 33 años, se entregó ayer tarde en la comisaría de Moratalaz tras degollar el pasado jueves a su compañera sentimental, Rosa Pereira, según la Jefatura Superior de Policía. El hombre explicó con "sorprendente serenidad", según los agentes, que tras el crimen envolvió a la mujer con una manta. Después salió de su casa, situada en el bajo B del número 53 de la calle de Corregidor Juan Francisco de Luján. Una patrulla de la Policía, a la que Oswaldo entregó las llaves de su piso, acudió al domicilio del presunto homicida a las cuatro y media de la tarde. En uno de los dormitorios de la casa estaba el cadáver. El cuerpo de la mujer, tendido sobre la cama, tenía seccionado el cuello por dos partes, según describieron los agentes, quienes llamaron a la comisaría para confirmar que, efectivamente, allí estaba la mujer muerta. Otros agentes pidieron más explicaciones al hombre. Éste, sin embargo, se negó a hablar. "No tengo ganas de decir nada más", comentó a la policía, que ignoraba anoche el móvil del crimen. Ninguno de los vecinos del bloque de Oswaldo oyó nada extraño el pasado jueves. Todo el barrio estaba sobrecogido. El homicida trabajó como percusionista en el grupo de Niña Pastori.PASA A LA PÁGINA 3
El supuesto homicida sufría frecuentes depresiones
VIENE DE LA PÁGINA 1Oswaldo llevaba un año viviendo en régimen de alquiler en el piso de Moratalaz. A lo largo de ese tiempo, nunca se había mostrado como una persona violenta. Tampoco los vecinos supieron de peleas, gritos o disputas en su casa. "Sólo oíamos su música, cómo tocaba la batería y otros instrumentos", explicó ayer Ana María, la vecina del piso de enfrente.
Los inquilinos de la vivienda tampoco oyeron nada extraño durante la tarde del crimen, el pasado jueves. "Yo nunca le había notado nada raro", dijo una vecina a la que Oswaldo pidió la semana pasado un gato.
Los vecinos se enteraron de la tragedia al ver a la policía y el furgón de la funeraria. "Nos hemos quedado de piedra, porque el chaval era majísimo, amable e incluso se ofrecía a regarnos las plantas a las vecinas", comentó otra señora.
Oswaldo Verona era hasta el pasado lunes percusionista de la cantaora Niña Pastori. Llevaba un año en el grupo, según sus amigos. El representante de la banda le comentó a principios de esta misma semana que tenía que abandonar el conjunto durante una época, "debido a que se encontraba muy poco centrado en el trabajo". Una mala temporada
Según sus compañeros, Oswaldo llevaba una "mala temporada y estaba muy deprimido", porque se hallaba lejos de su mujer y su hija, que vivían en Cuba. "Había intentado regresar a su país muchas veces y le era imposible, porque no le dejaba el régimen cubano y tampoco le facilitaban que trajera a su familia. Por eso llevaba desanimado desde el pasado año", comentó uno de sus compañeros del grupo.
La noche del jueves al viernes, Oswaldo no estuvo durmiendo en su casa. Algunas personas le vieron en el parque del Retiro, un sitio que frecuentaba mucho.
Desde el pasado martes, el representante de Niña Pastori, Morgan Britos, trató sin éxito de localizar a Oswaldo, informa Fernando Íñiguez. "Se había dejado en el local de ensayo sus instrumentos y le estaba llamando para decirle que se pasara a por ellos. Le he llamado al móvil, pero no me ha contestado", dijo.
Los amigos íntimos del supuesto homicida le describieron como una persona introvertida y poco habladora. "Es el típico cubano, aunque un poco apocado. De sus problemas no hablaba mucho, pero se le veía bastante preocupado últimamente", explicó otro conocido.
A juicio de sus amigos, era uno de los mejores percusionistas de la ciudad. "Tocaba las pailas y las congas de manera excepcional", comentó uno. La última vez que actuó con Niña Pastori fue el pasado viernes, en un concierto celebrado en Lorca (Murcia). El grupo está formado por ocho personas y tenía previsto actuar hoy en un pueblo de Toledo.
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