PARQUE DE LA BAHÍA Una burbuja para los pájaros
Las fronteras en este parque son más difusas que en ningún otro. Sus límites los marca la salina y el estero. Desde El Puerto de Santa María hasta Chiclana, pasando por Puerto Real, Cádiz y San Fernando, se extienden las 10.000 hectáreas que conforman este territorio protegido. La presión urbana que soporta le hace ser también peculiar como ningún otro: cinco ciudades, más de medio millón de habitantes, trazados de carreteras nacionales y autovías circundan la zona natural. Un lugar accesible pero casi intransitable dada su morfología. Para recorrer su laberíntica oferta de caños se precisa una embarcación. Sirven neumáticas o de madera, aunque piragüistas y regatistas ya conocen el lugar. Ya en el centro del Parque, se mire para donde se mire, el horizonte siempre conserva la presencia abusiva del hormigón y el acero. Entre brumas, se recorta la silueta del Hospital Militar de San Fernando, la armadura del Puente Carranza en medio , las grúas-pórtico de Astilleros de Puerto Real y los montes de Medina Sidonia, ya muy a lo lejos, cuando la bruma se disipa. En el centro de una importante concentración industrial (Aesa, Bazán, Dragados Off Shore, Delhpi ...) están los pájaros. Parece milagroso que la masiva presencia humana e industrial haya concedido un espacio reservado a las aves. Y parece también efecto de milagro que el entramado marismeño sumergido entre cinco cascos urbanos fuera declarado parque natural hace diez años. Basta alejarse unos metros de la carretera para percibir el silencio. Desaparece el ruido que producen los coches y los sonidos de la producción industrial. Por delante se abre un mundo natural único. Un escenario silente. Sólo suena el canto de las aves. Una colonia de espátulas ha anidado en el parque y ha consolidado su presencia por tercer año consecutivo. 30 parejas de esta especie, reservada hasta ahora a Doñana y las Marimas del Odiel, en Andalucía, crían allí sus pájaros, que ya superan los 40 días de vida. Las espátulas, una especie que inverna en Banc D´arguin (Senegal), una importante zona de marisma, han hecho sus nidos sobre las sapinas y los almajos. Habitan un lugar guardado con celo, próximo a donde casi dos millares de flamencos tiñen de rosa la antesala del campus universitario. El parque, por más que parezca rodeado de trampas, es el más importante de Europa para las especies limícolas: chorlitejo patinegro cigüeñuelas, avocetas, charrancitos, o zarapitos. Son aves de picos y patas largas, instrumentales precisos para moverse y alimentarse en el fango. Las garzas, las garcetas y los cormoranes también anidan aquí. Los censos oficiales cifran en 200.000 las aves acuáticas que existen sólo en los términos de Chiclana y Puerto Real. Existen hasta 50 especies y se albergan otras invernantes como el águila pescadora. Durante estos diez años, superada la perplejidad por la declaración del Parque, los sectores productivos ya no creen que se tratase de "un invento administrativo". Salineros, acuicultores y pescadores han asumido el valor añadido que conllevó la protección, se ha profundizado en el conocimiento científico del medio y se han eliminado los vertederos. Así y todo hay peligros latentes: la existencia de una flotilla ilegal de 500 barcas de pesca que esquilman estas aguas, la voracidad urbanística de los municipios, que aprietan por el borde del parque y el retraso de la depuradora de Cádiz y San Fernando De todas maneras, estos parajes de candrays semihundidos, casas salineras derruidas y aves acuáticas no se consideran ya "una servidumbre civil", como lo entendió inicialmente el Ministerio de Defensa, que también es vecino del Parque. Datos prácticos. Oficina del Parque: Jardín Botánico de San Fernando. C/ Coghen 13 (956 590405). Accesos: Partiendo de alguno de los clubes naúticos de la Bahía, se pueden visitar los caños en pequeñas embarcaciones. Comer: Los Tarantos (San Fernando), El Faro (Cádiz), El jardín de Canalejas (Puerto Real), Manguita (Chiclana), Casa Flores (El Puerto).
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.