Padre Pío, entre el negocio y el fervor
El fraile, beatificado hoy, cuenta entre sus seguidores con el presidente de la república italiana y el juez di Pietro
Las tiendas de objetos religiosos que flanquean Via della Conciliazione, la amplia avenida que desemboca en la Plaza de San Pedro del Vaticano, han llenado sus vitrinas de estatuas, fotografías, libros y camisetas dedicados a padre Pío. En los quioscos de periódicos ondean los anuncios con ediciones especiales de periódicos y revistas, CD-Rom y demás parafernalia informativa sobre la vida y milagros (nunca mejor dicho) de este fraile capuchino nacido en 1887 en Pietrelcina, en el sur de Italia, y fallecido cerca de su pueblo natal en 1968, en olor de santidad. Tras años de abierta batalla contra la milagrería y los santos populares, en tiempos de Juan XXIII y Pablo VI, la Iglesia católica guiada por Karol Wojtyla ha acogido finalmente la propuesta de los capuchinos y hoy domingo eleva a los altares a Francesco Forgione, más conocido como padre Pío.Han bastado 30 años y un milagro reconocido por la Santa Sede con un decreto papal, para otorgarle a padre Pío el título de beato. Pero este "santo" popular no necesitó homologación alguna para convertirse, a partir de 1918, cuando aparecieron en sus manos los supuestos estigmas de la Cruz, en el centro de un culto que ha generado devociones casi medievales y un flujo de dinero tan espectacular que decidió al Papa Pío XII en 1957 a liberar al fraile del voto de pobreza.
En el convento capuchino de San Giovanni Rotondo (Puglia), donde vivió toda su vida padre Pío, se recibían y se reciben cada vez más donaciones millonarias que permitieron la construcción de un hospital modélico y han hecho posible ahora que el arquitecto Renzo Piano levante un inmenso santuario para acoger al menos a una parte de los siete millones de peregrinos que visitan todos los años esta pequeña localidad de Italia.
En torno al "fenómeno padre Pío" se ha creado también un negocio de proporciones fabulosas que ha permitido bautizar a San Giovanni como la Las Vegas de los milagros. Con la imagen del capuchino de Petrelcina se venden desde relojes, ceniceros, camisetas, hasta piezas de vajilla doméstica, cualquier soporte material parece adecuado para estamparle los rasgos del fraile barbudo que solía enfadarse con los que le llevaban la contraria en materia de fe.
La devoción suscitada por padre Pío en vida fue muy contestada por la iglesia en los años sesenta, cuando pugnaba desesperadamente por modernizarse. Fue el propio clero el que dudó de la veracidad de los estigmas y de los milagros atribuidos al fraile por los feligreses. Pero en Juan Pablo II padre Pío ha encontrado a su gran mentor. Wojtyla lo ha definido como "un don de Dios para este siglo atormentado" y ha acelerado los pasos para la beatificación que culminarán hoy con la gran ceremonia en Vaticano y una serie de actos previstos para el lunes.
La causa de beatificación incluye documentos curiosos. Por ejemplo, según Paolino Rossi, postulante de padre Pío, el fraile poseía el don de la bilocación, es decir podía estar en dos sitios a la vez. En uno en carne y hueso en otro como mera visión de materialidad convincente, sin embargo. Eso sin contar con su extraordinaria capacidad de penetración en el alma humana (escrutación), para "discernir en ella los espíritus".
En cuanto al milagro, se trata de una curación realizada por el beato en 1995, es decir 27 años después de muerto. El caso de Consiglia Di Martino está documentado con pruebas médicas que demuestran como un tumor (conteniendo dos litros de líquido linfático) desapareció en un mes, apenas la enferma se puso en manos de padre Pío. En realidad, los fieles del fraile de Petrelcina le atribuyen muchos más hechos sobrenaturales, pero la Iglesia mantiene alto el listón.
Lo más original en el caso del nuevo beato es que su lista de devotos la encabeza el propio presidente de la República italiana, Oscar Luigi Scalfaro, un católico de misa diaria que nunca ha ocultado su confianza en el fraile. La completan el ex magistrado más famoso del país, Antonio Di Pietro, artífice de la gran cruzada contra la corrupción llamada Tangentópoli que desmanteló en 1992 la clase política del país, la ministra del Interior, Rosa Russo Jervolino, y el ex primer ministro, Giulio Andreotti, entre otros.
Pero, ¿quién era en realidad padre Pío y como ha llegado a convertirse en la estrella de una devoción que ha generado tanto negocio? Un negocio tal de permitir que canales de televisión hayan recibido ofertas de compra de "exclusivas" por valor de millones de pesetas. El subdirector de la cadena privada Canal 5 denunció recientemente que le habían sido ofrecidos un video inédito del beato en el que aparecía con un sobrino y dirigiéndose a votar, por unos 50 millones de pesetas, mientras una entrevista exclusiva con la mujer milagrosamente curada ascendía a 25 millones.
Hijo de campesinos del Molise, padre Pío, del que se cuenta que hablaba un italiano "aproximativo", y tenía un carácter más bien destemplado, habría sido el primer sorprendido de semejante comercio. En el convento de San Giovanni Rotondo, los frailes eran testigos, siquiera por vía auditiva, de sus enormes peleas con el demonio. Dicen que una vez el pañuelo que sostenía en la mano el fraile se le escapó y desapareció en el aire volando. Aseguran que basta encomendarse a un retrato del beato para obtener curaciones inesperadas. Hace unas pocas semanas, la familia de un joven que despertó de un coma profundo, atribuía su recuperación a una intervención milagrosa de padre Pío. En todo caso, las heridas sangrantes de las manos del fraile, que desaparecieron apenas falleció, no parecen causar ya la menor turbación a la Iglesia que se ha decidido a aceptar entre sus elegidos a quien el escritor católico Vittorio Messori define como "un meteoro del medievo".
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