El PSOE critica al edil de Hacienda por tener "el dinerito bien guardadito" y no invertir en la ciudad

Los tres grupos políticos aprovecharon ayer la aprobación de la liquidación del presupuesto de 1998 para discutir sobre números, gastos, inversiones y teorías variopintas, como la del calcetín. Empezó Gerardo del Val, de IU, que acusó al equipo de gobierno, del PP, de dar por perdidos 80.000 millones en impuestos impagados y por haber invertido, hasta diciembre de 1998, sólo el 39% del presupuesto: "Y no es una crítica al concejal de Hacienda, que es sólo el contable, sino al estado mayor y a la estrategia general". Ruth Porta, del PSOE, dijo que el Ayuntamiento almacena 55.000 millones en los bancos. "Así estamos, con el dinerito bien guardadito y bien tranquilito en la cuenta corriente, fomentando la primitiva táctica ahorradora del calcetín ¿Es que la ciudad de Madrid no necesita nada? ¿Es que no pueden comprar suelo para hacer viviendas, por ejemplo?", preguntó la concejal socialista.El temperamental concejal de Hacienda, Pedro Bujidos, atacó primero al representante de IU: "No le contesto porque no merecen la pena sus argumentos". Y se revolvió después contra el PSOE: "De esos 55.000 millones que dice, ya sólo quedan 3.000. Y no me hable de táctica del calcetín, sino de una administración seria que tiene siempre el dinero listo y en la que ninguna obra se ha parado por impago. ¿Quieren que seamos como esas otras administraciones locales que se pasan la vida pidiendo fondos?".

Del Val se enfadó con la crítica de Bujidos: "Usted emplea argumentos con prepotencia intelectual. Pero con prepotencia intelectual de alguien como el Pato Donald. Yo podré no ser un técnico en números, pero tengo la suficiente visión política como para comprobar que sus cifras son un desastre". Porta no se quedó atrás a la hora de contestar al edil de Hacienda: "No me dé lecciones, señor Bujidos, ya se lo he dicho muchas veces. Porque, además, hay una cosa clara: usted o presupuesta mal o no sabe gastar, y eso es grave".

Bujidos, en esta ocasión, y en vez del ataque frontal, prefirió el ruego: "Dios quiera que la señora Porta no sea nunca concejal de Hacienda...".