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EL COMERCIO SEXUAL EN LA CASA DE CAMPO

Las prostitutas decidirán por votación si se trasladan al gueto de Garabitas

Antonio Jiménez Barca

El concejal de Seguridad, José Ignacio Echeverría (PP), se reunió ayer, por segunda vez, con prostitutas que trabajan en la Casa de Campo y con una asociación que las ayuda. El edil volvió a proponer el traslado de las mujeres a los alrededores del cerro de Garabitas; las afectadas pidieron tiempo para hacer una votación entre las 400 mujeres que se prostituyen en el parque. En menos de 15 días, la mayoría del colectivo decidirá su futuro.

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José Ignacio Echeverría recibió en su despacho de máximo responsable de Policía y Circulación a una representante de la Asociación para la Reinserción y Atención de la Mujer Prostituta (APRAMP) y a cuatro prostitutas, un transexual, una dominicana, una nigeriana y una colombiana. Y desplegó ante ellas el mapa de la Casa de Campo para señalar la zona del parque que, a su juicio, es la mejor para que se instalen: los alrededores del cerro de Garabitas, un área aislada, sin iluminación y a la que actualmente sólo acuden ciclistas y algún que otro paseante. El edil persigue que abandonen la zona del lago, mucho más visitada "por gente que no quiere saber nada de prostitución", según Echeverría. Acto seguido, las cuatro mujeres expusieron las condiciones que, a su juicio, debe reunir el lugar: seguridad (el concejal se comprometió a llevar policía); luz (el Ayuntamiento se ha comprometido a poner farolas); transporte (Echeverría ya está pensando en desviar una línea de autobús para que pase cerca); contenedores de basura, cabinas telefónicas y una especie de refugio, regentado por una ONG, donde las mujeres puedan tomar un café o sentarse a descansar. El responsable de Seguridad está dispuesto a estudiar todas y cada una de estas peticiones. "Luego veremos si se pueden llevar a cabo", señaló. Las prostitutas se comprometieron a preguntar a todas sus compañeras en la Casa de Campo y a llevar la respuesta al concejal dentro de 15 días.

Diálogo racional

Para entonces, el edil ya habrá preguntado a sus técnicos y les ofrecerá, por su parte, cuáles de sus peticiones son posibles y cuáles no. "Lo importante es que ni en esta reunión ni en la de ayer [por el miércoles] me he encontrado con una negativa frontal, sino con un diálogo racional", explicó Echeverría. Ni a la entrada a la reunión ni a su término, una hora después, las prostitutas quisieron hablar con los periodistas ni posar para las cámaras. Rocío Nieto, la representante de APRAMP que les acompañó a la reunión no quiso erigirse como portavoz de estas mujeres. Y precisó: "Ya hablarán; cuando comenten con sus compañeras la oferta municipal y les contesten, hablarán. Son listas y prefieren ahora no salir en los periódicos o en las televisiones para que no las reconozcan en la calle".

Para Nieto es un éxito "que estas mujeres se decidan por ellas mismas a exponer sus problemas al Ayuntamiento".

Otra de las exigencias que reclamaron las prostitutas es que cese el acoso policial a que se sienten sometidas y que desaparezcan las multas de 1.000 pesetas que castigan los "actos indecorosos" basándose en una ordenanza franquista de 1961. El edil repitió lo que había asegurado en la primera reunión que mantuvo el miércoles con representantes de la asociación Hetaira. El acoso policial y las multas cesarán "mientras duren las negociaciones".

El edil concluyó que esta operación de traslado no es algo "de un par de días" y calculó que, si las mujeres están de acuerdo, la nueva zona quedará habilitada en octubre.

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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