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Una retrospectiva de Raoul Dufy en Barcelona reivindica su actualidad

El Museo Picasso repasa la extensa trayectoria del artista francés

"La modernidad de Dufy puede reivindicarse más ahora que hace 10 años", comentan Christian Briend y Jacqueline Munck, comisarios de la exposición retrospectiva dedicada al artista, que se exhibe desde ayer y hasta el 11 de julio en el Museo Picasso de Barcelona. Briend y Munck se roban uno al otro la palabra cuando se trata de comentar o matizar la concepción del arte del francés Raoul Dufy (1877-1953). "En su época, Dufy tuvo una gran fortuna crítica y de ventas", recuerda Munck, conservadora del Museo de Arte Moderno de la Villa de París. "Matisse le odiaba porque Dufy tenía encargos y él no. Después, a su muerte, su obra pasó por el purgatorio. La historia privilegia a los artistas de combate y a él nunca se le considero suficientemente comprometido con la ruptura artística. Se le acusaba de vivir en un mundo hedonista, de belleza, pero impermeable al mundo exterior". Los dos comisarios reivindican en Dufy una mirada, en su opinión de las primeras, hacia el mundo de la cultura popular, tanto la artesanal como la de consumo.

"Para él todo podía ser tema de pintura", afirma Briend, quien destaca por ejemplo cómo en su etapa fauvista Dufy se valía de escenas callejeras o de motivos ya de por sí coloristas, como las banderas o los carteles publicitarios, para extremar el color en las obras. "Eso hace que sea el más suave de los fauvistas porque introducía el salvajismo del color a través de los temas extraídos de la misma realidad", añade Briend, conservador del Museo de Bellas Artes de Lyón, centro que ha coorganizado la exposición junto al Museo Picasso de Barcelona y que ya ha presentado la exposición entre enero y abril de este año.

A juicio de Briend, pese a que Dufy es un artista extensamente conocido en Francia -a su muerte parte de su legado pasó al Estado francés, que distribuyó las obras entre los distintos museos nacionales-, del que se han venido realizando exposiciones temáticas en diferentes momentos, no se había realizado una retrospectiva amplia desde 1970. Ésta que ahora se presenta mantiene un estricto orden cronológico "porque en Dufy la cronología es importante ya que tiene numerosos cambios estilísticos radicales", y se detiene especialmente en sus etapas iniciales. Al principio, influido por el impresionismo de Manet o Pissarro, después en el impacto del fauvismo, al que se sumó rápidamente al comprender que el color podía tener mayor impacto visual que el movimiento, y, por último, en el ascendiente de Cézanne, al que prácticamente imita en algunas obras y que le permite experimentar con la construcción interna de los cuadros. La exposición se abre también a las otras técnicas que cultivó Dufy, como el grabado, la cerámica -que realizó en colaboración con el ceramista catalán Llorenç Artigas- y, muy especialmente, en la estampación de telas y tejidos. Esta faceta se exhibe en el Museo Textil y de la Indumentaria de Barcelona, situado frente al Museo Picasso. En ella se muestran tanto los dibujos preparatorios como las telas estampadas que Dufy realizó entre 1910 y 1928 para la industria textil Bianchini-Férier, de Lyón.

Esta multiplicidad de técnicas, en las que generalmente utilizaba los mismos temas, y la escasa distinción que realizaba Dufy, según los comisarios, entre artes menores y mayores son algunas de las razones que, a juicio de Briend y Munck, justifican la actualidad del artista o, al menos, la revisión de su obra desde la modernidad. "A muchos pintores figurativos actuales les ha vuelto a interesar Dufy", comenta Briend, "porque lo reutilizaba y transformaba todo para aplicarlo a la pintura. Conocía y participaba en el debate del arte de su tiempo a través de una técnica mixta en la que inventaba sus propias fórmulas de crear a partir de múltiples elementos e influencias".

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