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Incubar la solidaridad

Las balas y los morteros dejaron de matar en Guinea Bissau hace apenas unos meses. La confrontación entre el presidente de la república y el actual comandante en jefe de la junta militar había paralizado el proyecto de construcción de la granja avícola que el Colectivo de Inmigrantes Independientes de Sevilla está levantando en Cossé, al noreste del país. Ahora parece que soplan otros vientos y el silencio de las armas comienza a facilitar la tarea para terminar un centro de producción de huevos y carne que puede dar un impulso a un proyecto en el que un conjunto de aldeas tienen puesto su trabajo y sus esperanzas. A la granja sólo le falta enlucir sus paredes y echar el piso. La Organización No Gubernamental invertirá 20,4 millones de pesetas para materializar el proyecto, que podría estar concluido a comienzos del 2000, según las previsiones de Norberto Masa Akapo, presidente del colectivo. Un centenar de personas trabajarán en esta cooperativa, que se está financiando básicamente con ayudas de la Consejería de la Presidencia. El periodista Cayetano López, socio de la ONG, explica que Cossé, en la región de Bafatá, es el centro de una tupida red de aldeas africanas en las que cada amanecer es un reto a la supervivencia. Ha visitado la zona recientemente. El proyecto, sostiene, encaja en una débil estructura de producción y puede generar los mecanismos necesarios que determinen su inclusión en el programa de desarrollo nacional. El objetivo es la creación de una cooperativa destinada a la crianza de animales y a la producción de huevos, compartiendo escenario con los cultivos tradicionales y mejorando la estructura económica comarcal. Según los cálculos del Colectivo de Inmigrantes Independientes, al año de actividad, un centenar de familias estarán relacionadas directamente con la cooperativa. La organización local no gubernamental Tchon Tchoma, con amplia experiencia en el intento de dar respuestas a las preocupaciones sociales y económicas de los guineanos, se encarga de velar por la marcha del proyecto en conexión directa con la ONG. A la primera fase sólo le queda la techumbre. El coordinador general del proyecto, Adul Jaló, viaja en estos momentos, bordeando Gambia, con parte del primer envío de material: un generador que llevará electricidad por vez primera a ese rincón de la selva guineana, y que hará el milagro de que los niños puedan guardar cola para tocar el hielo que el amplio refrigerador irá fabricando. A la hora de comer, explica Cayetano López, ya no será necesario tragarse de una sentada toda la gacela que Saidou ha traído de la selva. Podrán congelar y redistribuir la carne. Además, un vehículo todoterreno permitirá transportar mercancías y personas, y un molino triturará el grano para engordar a las gallinas ponedoras, cuyos huevos recibirán los primeros calores de una incubadora industrial. El proyecto va, incluso, más allá de la producción económica y se irá completando con una serie de iniciativas entre las que destacan unos módulos educativos, comedores escolares, proyectos de promoción cultural y la puesta en marcha de una estructura sanitaria. Será, además, el segundo programa de cooperación de la ONG, que ya montó una granja agropecuaria en Guinea Ecuatorial, que funciona desde febrero, gestionado por profesoras y alumnas del colegio Basile para mejorar su calidad de vida alimentaria y apoyar la promoción de la mujer guineana.

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