"Esta sociedad es un paraíso para un italiano"
Rafaele Pinto (Nápoles, 1951) reside en Barcelona desde el año 1974. Pregunta. ¿Cuál fue su impresión de esta sociedad en su primer contacto? Respuesta. Cuando llegué me pegué un susto en La Rambla. Ésta era una ciudad multirracial, abierta, tolerante, con gente muy abierta. Después de los años, la impresión sigue siendo muy positiva. Aquí la gente es lo que quiere ser. Aunque desde 1974 Cataluña es más vieja, como cualquier otro sitio. P. ¿No le llamó la impresión ningún tic social? R. Sí... No... Mira, vine de Italia por una decepción amorosa. Una señorita no me quería. Por eso mismo aquí estuve muy atento a las mujeres. P. ¿Y cómo son? R. Acogedoras. No sospechan de ti todo el tiempo. Las del resto de la Península y las italianas te miran como si les fueras a robar algo. Esta sociedad es un paraíso para un italiano. Frente a las catalanas, las españolas y las italianas son severas y castigadoras. La originalidad de las catalanas recae en su relación especial con el lenguaje. Se dejan penetrar por el lenguaje. Escuchan las palabras y no las rechazan. En la Meseta o en Italia percibo que las mujeres no se creen las palabras que les dispensas. Puedes hacer el amor con las catalanas a través del lenguaje. La relación de las catalanas con el lenguaje queda patente en la traducción de una canción napolitana que canta Maria del Mar Bonet. El verso original venía a aludir al momento de deseo previo al nacimiento de la intimidad así: "Cuando avergonzados nos tratábamos de usted". Bonet lo ha traducido por "quan erem un país amb un llenguatge". En la elección de esa traducción se percibe que el lenguaje es un matiz fundamental para las catalanas. Es un gran instrumento. Son muy permeables a las palabras. P. Pla comparaba la sociedad de aquí con Italia y decía que la sociedad de aquí no tiene solucionada su sensibilidad. ¿Es una idea acertada? R. Esto es perfectamente aplicable a los hombres, a quienes en general les encuentro una falta de sensibilidad y una escasa capacidad de profundidad. La relación con hombres en España, en Cataluña, se queda en superficialidades ideológicas y económicas. No tengo ninguna duda al respecto: en una relación sentimental prefiero una catalana, y en una relación de amistad prefiero un italiano. P. ¿Percibe aquí esa cosa llamada mediterranismo? ¿Es un mito? R. El Mediterráneo es muy diferente. Barcelona es muy diferente de Nápoles. Aquí hay más Estado. En Nápoles casi no lo hay. El Mediterráneo es un mito, es algo más relacionado con las ideologías. Quizás sólo tenga algo de real en su cocina. P. Ha dicho que aquí percibe "más Estado". ¿Es este un fenómeno uniforme en toda la Península? R. Lo veo en toda España, aunque en Cataluña es más articulado y desarrollado. La presencia en el plano ético y moral del Estado se puede percibir en cualquier parte de la Península, pero no en Italia. P. ¿Cómo percibe la feria como fenómeno? R. Ayer le dije a mi mujer: "¿Por qué no vamos a la feria esa?" Me contestó que no le entusiasmaba. Yo no he estado nunca, pero me parece algo muy civilizado y tolerante que la gente pueda montarse sus fiestas. P. ¿Hay algún fenómeno parecido en Italia? R. No, el folclor en Italia está destrozado. No queda nada, ni en el sur. Es algo periférico, pequeño. No hay mecanismos de identificación de territorios con ninguna fiesta. Ni siquiera en las zonas con autonomía. A la tradición popular le ha pasado como a los dialectos italianos.
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