Estados Unidos trata de disuadir a Rusia de cualquier tentación de romper el embargo de armas a Yugoslavia
ENVIADO ESPECIALEl viaje del subsecretario de Estado norteamericano, Strobe Talbott, a Moscú al día siguiente de que la Cumbre de la OTAN diera luz verde al bloqueo naval de Yugoslavia demuestra la importancia que Washington concede a las relaciones con Rusia. Moscú, pese a alguna estruendosa amenaza del presidente Borís Yeltsin sobre los riesgos de una III Guerra Mundial, mantiene el embargo de armas a Yugoslavia, cuyo Ejército se ha abastecido siempre en Rusia.
El bloqueo naval, que formalmente se ha presentado como una medida para reforzar el embargo de material militar decretado por el Consejo de Seguridad de la ONU, fue confirmado indirectamente el domingo por un alto funcionario de la Casa Blanca. Éste utilizó la denominación de derecho de "visita y registro", pero dio los elementos suficientes para pensar que la operación será en la práctica un bloqueo.
El plan de operaciones, todavía pendiente de aprobación por los 19 miembros de la Alianza, significa que "los navíos de la OTAN recibirán instrucciones de detener a todos los barcos que se dirijan a puertos yugoslavos y si transportan lo que consideramos que pueda ser material militar, los desviaremos o les pediremos que regresen a sus puertos de origen" señaló el funcionario. La OTAN considera que los carburantes forman parte del material de guerra de primera necesidad, por lo que su paso a Yugoslavia será impedido.
Rusia, hasta el momento, se ha negado ha aceptar la interpretación de la OTAN sobre el carácter militar del carburante y su postura ante el bloqueo naval es una de las claves de la crisis. Este viaje de Talbott a Moscú se interpreta en Washington como un intento de disuadir a los dirigentes rusos contra cualquier tentación de romper el embargo.
El portavoz de la Casa Blanca, Joe Lockhart, señaló ayer que la visita de Talbott a Moscú servirá para conocer más en detalle las opiniones y las gestiones realizadas por el ex primer ministro ruso, Víktor Chernomirdin, en Belgrado. Aunque el viaje estaba previsto desde hace días, la larga conversación telefónica del domingo entre el presidente norteamericano, Bill Clinton, y Yeltsin, dio un valor añadido a la visita. Rusia ha sido el gran ausente de la Cumbre de Washington que ha enviado un indudable mensaje de unidad en la determinación de proseguir la guerra hasta que sus condiciones sean aceptadas por Yugoslavia.
Los portavoces de la Alianza consideran oficialmente que no puede haber ninguna vía de salida al conflicto de Kosovo que no cuente con la opinión y la presencia de Rusia en los acuerdos que se negocien en su momento. Moscú sigue siendo, además, el único mediador creíble ante Yugoslavia, por lo que se espera que en los próximos días se intensifiquen las gestiones para intentar una nueva gestión rusa.
En medios académicos norteamericanos se subraya que las relaciones entre EEUU y Rusia están al peor nivel desde el final de la guerra fría, y ya se han suspendido varias visitas de profesores y delegaciones oficiales en protesta por los bombardeos aliados.
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