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GUERRA EN YUGOSLAVIA El frente bélico

Yugoslavia pide a la ONU que tome "medidas concretas" y pare la guerra

ENVIADO ESPECIALBajo la constante presión de un implacable bombardeo que busca poner económicamente de rodillas al país, Yugoslavia emplazó ayer a las Naciones Unidas a tomar cartas en el asunto. El mensaje que Belgrado envió al Consejo de Seguridad de la ONU fue una amarga queja y, a la vez, una denuncia de la parálisis de la comunidad internacional no asociada con la OTAN. Por tercer día consecutivo, Yugoslavia pidió ayer "una solución política" al conflicto, que va en franca escalada militar.

La prensa oficial, en tono indignado, dice que lo que cabe en estos momentos es llevar a la OTAN ante el tribunal de La Haya por "romper la legislación internacional y atacar a un país soberano". Dejó así la ventana abierta para una más que improbable revisión de la estrategia que no tiembla ante ningún argumento legal. "El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas debe adoptar medidas concretas para poner fin a la agresión como una contribución para la creación de condiciones que permitan recuperar la paz y estabilidad en la región y resolver el problema por la vía política", decía la carta que el ministro de Exteriores, Zivadin Jovanovic, envió a la presidencia del Consejo. Los yugoslavos están pasmados por la total exclusión de la ONU en este conflicto que acaba de cumplir un mes. El efecto de este eclipse, provocado por la intervención de la OTAN, comienza a convertirse en el arma con la que el asediado gobierno de Slobodan Milosevic quiere combatir en el campo político, en un desesperado esfuerzo para evitar una invasión terrestre aliada de Kosovo. Los serbios han comenzado a ver las orejas al lobo. Mientras la OTAN va montando una operación militar de envergadura sin paralelo desde la II Guerra Mundial, cada día son más visibles los deseos de apaciguamiento de Belgrado. Miedo tangible en Belgrado Aunque la línea oficial es "jamás vamos a claudicar", el coste de una resistencia unilateral contra la superpotencia norteamericana y sus aliados es alto y el miedo es cada vez más tangible en Belgrado. Sin una oposición sólida, el poder de Milosevic descansa sobre cimientos emocionales y patrióticos. Serbios de todo color se arremolinan en torno al Gobierno porque la guerra, dicen, es contra todo el pueblo yugoslavo. Jovanovic dijo que el silencio del Consejo de Seguridad demostraba la complicidad del organismo en la campaña contra su país. "Es absolutamente incomprensible la actitud de la ONU", declaró en la carta leída por la televisión BK de Belgrado. Esa emisora permanece intacta después de cuatro días de ataques contra las estaciones de radio y televisión. Radio-Televisión de Serbia (RTS) volvió ayer al aire con una programación casi regular, pero sus estaciones de repetición dirigidas a Kosovo han sido puestas fuera de combate con un bombardeo sostenido en las montañas cerca de Pristina. Con idéntica intensidad, cayeron misiles que devastaron lo que queda de las instalaciones de la industria petroquímica en la ciudad sureña de Nis-Novi Sad, la capital de Voivodina y segunda ciudad de Yugoslavia, donde comienza a sentirse una aguda escasez de agua y energía eléctrica. Ayer, la aviación aliada entró en acción contra objetivos económicos en Lucani, una localidad al lado de Cacak, donde funcionan las instalaciones de la planta química de Milan Blagojevic, que produce fertilizantes.

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