El juez Garzón duda de la eficacia del futuro Tribunal Penal Internacional

El juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón se mostró ayer "pesimista" respecto al futuro Tribunal Penal Internacional, al considerar que sufrirá un gran número de trabas que imposibilitarán que su labor, destinada a castigar delitos como el genocidio, sea eficaz. Garzón se cuestionó incluso que el tribunal, cuyos estatutos fueron aprobados en Roma el pasado año, llegue a ser una realidad.

El juez, que participó en Granada en las II Jornadas Universitarias sobre Derechos Humanos, criticó el hecho de que la institución no pueda tener competencias para actuar de forma retroactiva, por lo que sólo tratará los delitos que se cometan tras su puesta en marcha. Eso descarta la posibilidad de que se juzguen crímenes cometidos en el pasado o se persiga a antiguos dictadores.

"En el estatuto del tribunal", alegó el juez, "hay dificultades de tipificación y raquitismo a la hora de definir, por ejemplo, delitos como el de genocidio". "Luego", agregó, "se presenta el problema de que este tribunal se fundamenta en un principio de irretroactividad sobre delitos que a mi juicio no tiene justificación, puesto que esos delitos ya están tipificados por tribunales anteriores".

Garzón consideró igualmente que no es adecuado que el tribunal internacional sólo pueda actuar a instancias de su fiscalía, y no por las denuncias de los colectivos ciudadanos o de otros organismos que actúen como acusaciones particulares, lo que también le restará eficacia.

Otro de los aspectos que más preocupan al juez es que las actuaciones del tribunal pueden ser paralizadas por decisión del Consejo de Seguridad de la ONU. "Y todos sabemos por quiénes está compuesto ese organismo", ironizó, en referencia a que ninguno de los países del Consejo permitirá que se juzguen crímenes en un país aliado o en el que se poseen intereses económicos.