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Dos salas vitorianas presentan la obra de Fernando Sinaga

La sala de exposiciones Amárica de Vitoria prosigue con su labor de presentación del trabajo de las últimas vanguardias artísticas. Recién clausurada la muestra que recogía dibujos del controvertido artista británico Mark Quinn, ayer se inauguraba una exposición que recorre los últimos diez años de trabajo del escultor Fernando Sinaga (Zaragoza, 1951), uno de los principales exponentes del minimalismo en España. Fernando Sinaga, profesor de la Facultad de Bellas Artes de Salamanca, ciudad en la que reside desde hace 14 años, propone una serie de obras cada una de ellas con una personalidad bien definida. Así se desprende del montaje de estas piezas realizadas por Sinaga en el período que va de 1988 a 1999. En habitaciones compartimentadas, que dejan al visitante a solas con una obra única, el escultor aragonés ha ido colocando el producto de sus reflexiones sobre la materia, en las que los componentes óptico y físico son fundamentales para entenderlas. Entre las obras que se presentan destacan dos enormes planchas de aluminio procedentes de su exposición Solve et Coagula (1997), que están marcadas por la acción térmica de la sosa. El aluminio ha quedado reducido a enormes manchas informes que son una de las mejores muestras del interés del artista por el poder transformador del calor. La relación de Fernando Sinaga con la sala Amárica no es nueva. Ya hace diez años, este espacio que la Diputación de Álava y su Museo de Bellas Artes diseñaron para exhibir propuestas temporales de arte contemporáneo compró una obra de Sinaga que se exponía en la recién inaugurada galería Trayecto. Y ahora, pasado este tiempo, Sinaga vuelve a ser protagonista de una colaboración entre estos dos espacios de difusión del arte, uno privado, el otro público. Así, la exposición de la sala Amárica continúa en Trayecto con la presentación de la ultimísima obra del autor, realizada expresamente para esta galería. Se trata de la obra Piel de hiena, que bucea en el interés del escultor por la materia, en este caso por la piel como territorio intermedio entre lo externo y lo interno. Piel de hiena vuelve a tocar otra de las fuentes de las que surge el trabajo de Sinaga, las tradiciones alquimícas y mistéricas. "Piel de hiena es un proyecto que trata de hablar de las formas de la protección: la piel de este animal, en la tradición emblemática, significa protección, seguridad ante el enemigo. En tiempos como éstos, de derribo, de violencia, esta imagen me parece significativa", explicó ayer Sinaga. La muestra de la galería Trayecto (Ramiro de Maeztu, 10) también se inauguró ayer y permanecerá en Vitoria hasta el 30 de mayo, al igual que la exposición de la sala Amárica (plaza Amárica, 4).

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