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Reportaje:EXCURSIONES - CABEZA MEDIANA

Señales del pasado

Restos de un viejo telégrafo óptico coronan este cerro de Moralzarzal, pródigo en vistas, pinares y fuentes

Egeo, rey de Atenas, le había pedido a su hijo Teseo que, si volvía victorioso de Creta, le avisara antes de llegar a puerto izando velas blancas en su nao de velas negras. Pero Teseo, que regresaba eufórico con las dos orejas del Minotauro, se olvidó; y Egeo, que lo vio venir a todo trapo oscuro, se arrojó desesperado al mar que aún lleva su nombre. Los romanos, más eficientes, se telegrafiaban con antorchas desde atalayas como las que aparecen esculpidas en la columna Trajana. Este método duró, y es fama que en 1588 se hizo correr así la noticia de la llegada de la Armada Invencible desde Plymouth hasta Londres -300 kilómetros- en media hora. La telegrafía, que técnicamente había avanzado poco desde sus orígenes míticos, fue revolucionada en 1791 por Claude Chappe, un ex sacerdote francés que, con la ayuda del relojero suizo Abraham Breguet, ideó una torre de señales dotada exteriormente de grandes brazos articulados de madera, los cuales eran manipulados desde el interior por un torrero que recibía mensajes cifrados de otra torre situada a no más de 15 kilómetros -visible con catalejo- y los transmitía a la siguiente. Dicho sistema se propagó célere por Europa, y sólo en Francia llegó a contar con una red de 4.800 kilómetros y 556 estaciones que unían París con 29 ciudades.

En España, donde los Gobiernos no han sido nunca muy comunicativos, el telégrafo no cuajó hasta 1846. Para entonces ya se había inventado el eléctrico, pero los liberales preferían cien torres fuertes a un cablecito tendido por entre montañas abarrotadas de bandoleros y carlistas. Ese año se inauguró la primera línea nacional -de uso exclusivamente oficial- entre Madrid e Irún, vía Valladolid, Burgos, Vitoria, Tolosa y San Sebastián. Desde la torre número 5, sita en Moralzarzal, salía un ramal secundario con repetidores en el alto del Telégrafo -junto al puerto de Navacerrada-, cerro de Matabueyes y palacio de La Granja, por si a IsabelII había que avisarla en verano de la enésima convulsión de su reino.

A los amantes de las curiosidades históricas les gustará saber que la torre número 5 aún permanece en pie, con su siglo y medio a cuestas, en la cima de Cabeza Mediana, un cerrete que se alza 350 metros por encima y a poniente de Moralzarzal. Más que cabeza, ésta es una teta -"montículo redondeado", según María Moliner- que puede atacarse por cualquier lado, incluso a campo traviesa, sin temor a desgalgarse, pero el plan más sosegado pasa por acercarse en coche a la urbanización El Retamar, que está a dos kilómetros y medio de Moralzarzal por la carretera que va a Mataelpino (M-615), y echarse a caminar por la pista forestal que surge a mano izquierda justo antes de franquear la puerta de la colonia. Enfilando siempre hacia el cerro por el camino más recto y principal, rebasaremos al poco rato una barrera que impide el paso de vehículos, ignoraremos luego otra pista que sale a la derecha bordeando una cerca y, al llegar a la siguiente encrucijada, viraremos a la diestra para emprender un suave ascenso en zigzag por un bosque de pinos laricios y resineros salpicado de fuentes bullidoras.

A una hora del inicio, no más pasar junto a la fuente del Retén -cuyo nombre recuerda una inscripción de 1986-, toparemos una bifurcación en la que deberemos optar por el ramal ascendente, dejando el otro para volver más tarde a Moralzarzal, sin pérdida posible, por los verdes recuestos del pico Martillo y del arroyo del Valle.

En media hora más estaremos ante los roídos muros de un torreón cuadrangular de ladrillo, de unos diez metros de altura, a dos pasos de la cumbre.

Ni un mísero cartelito oficial anuncia que se trata de un venerable telégrafo óptico. Se conoce que el silencio del Guadarrama -estamos a 11 kilómetros al sur del puerto de Navacerrada, rodeados de serrezuelas y valles por doquier- es contagioso, sobre todo para quienes nunca han tenido nada que decir.

Coche, autobús y bicicleta

Dónde. El municipio de Moralzarzal dista 46 kilómetros de Madrid yendo por la carretera de A Coruña (autopista A-6) hasta Villalba y luego por la carretera M-610. A 2,5 kilómetros del término municipal de Moralzarzal por la M-615, dirección Mataelpino, está la entrada de la urbanización El Retamar, y en el camino de acceso, a la izquierda, la pista forestal. Autobuses de Larrea (91 8577149), que salen del intercambiador de Moncloa, paran en Moralzarzal y en El Retamar.

Cuándo.

Ruta fácil de tres a cuatro horas (unos 12 kilómetros, entre ida y vuelta), ideal para bicicletas de montaña por su suave trazado y escaso desnivel (Moralzarzal, 979 metros; Cabeza Mediana, 1.330 metros de altura) y recomendable en cualquier época del año: pinares y fuentes alivian en los días calurosos.

Quién.

Sebastián Olive es el autor de Historia de la telegrafía óptica en España, interesante estudio editado en 1990 por la Secretaría General de Comunicaciones, donde se hallará más información sobre este fenecido sistema de comunicación.

Y qué más. La interesante pista forestal de Cabeza Mediana aparece nítidamente marcada en el mapa excursionista Sierra de Guadarrama, a escala 1:50.000, editado por La Tienda Verde (calle de Maudes, números 23 y 38).

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