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El Plan de Emergencias Químicas de Huelva no prevé avisar a la población

La industria química se implantó en la periferia de Huelva hace 25 años y, con ella, la preocupación de toda una sociedad ante sus posibles efectos medioambientales. Desde entonces, no se han producido incidentes de máxima gravedad pero el temor continúa cuando desde alguna empresa se producen escapes a la atmósfera que sobrepasan lo permitido por la legislación. Y lo peor es que el Plan de Emergencias Químicas de Huelva no prevé el aviso inmediato a la población de los posibles desastres.

En 1994 comenzó a funcionar el Centro de Coordinación de Emergencias de la Junta (CECEM) en Huelva, el primero que se ponía en marcha en la comunidad precisamente por la existencia del polo. Actualmente, este servicio es capaz de intervenir ante cualquier situación de catástrofe o de calamidad pública a través del llamado Plan de Emergencia Química, diseñado en 1993. Este plan, no obstante, todavía no incluye entre sus actuaciones el aviso inmediato a los ciudadanos ni las campañas de información a la sociedad. "Desde mi punto de vista son cuestiones de la máxima importancia y absolutamente prioritarias", explicó Francisco Huelva, director provincial del CECEM. Este debate está paralizado y desde la Junta no se ofrece una respuesta clara a las asignaturas pendientes de este complejo plan, en el que participan las administraciones públicas, la Asociación de Industrial Químicas y Básicas de Huelva y todas las entidades y organismos competentes en la materia. Alguien creíble Francisco Huelva considera que informar a los ciudadanos en tiempo real de una catástrofe química es muy complicado: "Esto supone un problema porque las emisoras por la noche están vacías, y conectan con sus programaciones nacionales o regionales, por lo que estamos buscando tecnología para solucionar esto. Además, la persona que comunique a la población una situación de este tipo debe tener credibilidad para evitar la alarma". La sociedad onubense se enfrenta, fundamentalmente, a tres tipos de riesgos por incidente químico, según Huelva: "Un incendio en algunas de las plantas [se produjo uno en la refinería de CEPSA en abril de 1993 que tardó 12 horas en extinguirse], una explosión de grandes dimensiones y la dispersión de una nube tóxica. En este último caso, el más peligroso, porque su control depende de la climatología, queda claro que la respuesta de los ciudadanos no debe ser la huida, sino el confinamiento en sus casas". El CECEM, con sede en la delegación del Gobierno andaluz, cuenta con un director, un coordinador, tres técnicos, seis supervisores y otros tantos operadores. Cada año recibe una media de 45.000 llamadas y actúa ante cualquier riesgo natural, industrial y los derivados de otras actividades humanas.

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