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ASTRONOMÍA: LLUVIA DE METEOROS

Una densa nube de partículas aumentó las Leónidas en noviembre

La Tierra cruzó el pasado 17 de noviembre una densa nube de partículas desprendida del cometa Tempel-Tuttle hace siglos el pasado, lo que explica la excepcional lluvia de meteoros muy brillantes que sorprendió a quienes estaban pendientes del fenómeno. Esa nube, con forma de arco, explica además por qué las Leónidas, como se llama esa lluvia de estrellas, se adelantó 16 horas respecto a lo previsto, según han comprobado mediante observaciones y cálculos teóricos cuatro astrónomos (del Reino Unido y de Rusia) que dan a conocer hoy su descubrimiento en la publicación Monthly Notices, de la Royal Astronomical Society (RAS) británica. David Asher (observatorio Armagh) y colegas demuestran, además, que los chorros de meteoros asociados con cometas del tipo del Halley tienen complejas estructuras en forma de trenza. Las Leónidas, de las que se tiene registro histórico desde el año 899, se producen anualmente entre el 15 y el 21 de noviembre (con el máximo de actividad en la noche del 17 al 18) cuando entran en la atmósfera terrestre, y se queman, partículas generadas en el cometa de corto período Tempel-Tuttle. Debido al ángulo (162 grados) que forman la órbita de la Tierra y la del cometa, los granos de polvo chocan casi de frente, a 71 kilómetros por segundo, contra la atmósfera de nuestro planeta, explica la RAS. Aproximadamente cada 33 años el Tempel-Tuttle pasa cerca de la Tierra y la intensidad de las Leónidas aumenta; los astrónomos esperaban una buena lluvia de estrellas el 17 de noviembre.

Ascher y sus colegas han calculado el movimiento de grandes partículas de este cometa desprendidas en las últimas 42 veces que ha pasado cerca del Sol y así han podido identificiar la aproximación de 1333 como el origen de los granos de polvo que produjeron la tormentan excepcional del año pasado. Esa nube densa sigue una órbita ligeramente diferente de la del filamento principal de partículas cometarias y un proceso de resonancia -similar al que origina las finas estructuras de los anillos de Saturno- explicaría por qué esa densa nube no se ha dispersado en cientos de años.

Muchos cometas y asteroides, incluido el Tempel-Tuttle, siguen órbitas alrededor del Sol que son múltiplos de la órbita de Júpiter. La misma resonancia se produce con los grandes granos de polvo cometarios que tienen períodos orbitales similares a los de Tempel-Tuttle. Así, en lugar de dispersarse por la órbita cometaria, los granos de polvo se mantienen en nubes diferenciadas del filamento principal formando una estructura en forma de trenza.

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