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CAOS EN EL TRÁFICO AÉREO.

Los socios nacionalistas del Gobierno impiden la reprobación del ministro de Fomento

Los socialistas, Izquierda Unida y el Grupo Mixto -Bloque Nacionalista Galego y Nueva Izquierda- reprobaron ayer testimonialmente la gestión del ministro de Fomento, Rafael Arias-Salgado, ya que sus fortísimas críticas no tuvieron consecuencia práctica. Los grupos parlamentarios del PP, CiU, PNV y Coalición Canaria ofrecieron al ministro el manto protector de sus votos para que la moción reprobadora no saliera adelante. "No entiendo la política sin mirar la historia de los problemas y sus causas, y cuando se mira emerge la desastrosa gestión de los socialistas", dijo el ministro.

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"Digan ustedes aquí lo que dicen en los pasillos y en las terminales de los aeropuertos". Así instaba el portavoz socialista, José Segura, a los diputados de los grupos que iban a votar en contra de la reprobación. El único apoyo claro al ministro provino del Grupo Popular ya que los nacionalistas, que le propinaron un severo rapapolvo, bastante tuvieron con no votar la reprobación. En sus discursos, jalonados permanentemente con gritos de "dimisión", no ahorraron epítetos para describir la situación del tráfico aéreo. "Desbarajuste total, desaguisado y caos", señalaba el portavoz de CiU, Salvador Sedó. Pese a la bronca, a las nueve y media de la noche el marcador electrónico señalaba que habían votado 309 diputados: 145 síes y 164 noes.

Las razones del desbarajuste

El ministro esgrimió la huelga de los pilotos de la compañía Iberia, las nuevas regulaciones del espacio aéreo y las acciones de la OTAN sobre Yugoslavia, así como la escasez de controladores aéreos para justificar la situación del tráfico aéreo. Arias-Salgado anunció que antes de fin año llevará al Congreso la Ley de Navegación Aérea. Pero las explicaciones del titular de Fomento no ahorraron una buena bronca en los bancos de la oposición. El representante del PSOE, José Segura -que recordó al responsable de Fomento que en 1996 Barajas era el aeropuerto "más puntual de Europa"- tuvo que hacer frente a los argumentos del propio ministro y del representante del PP, Ángel Mario Carreño, ambos en la misma línea: el caos es una herencia del pasado.

Al ministro se le reprochó la pésima gestión aeroportuaria, falta de previsión, pérdida de competitividad y elusión de responsabilidades. La profusión de destituciones que Arias-Salgado ha llevado adelante fue sacada a colación por socialistas y por el diputado de Nueva Izquierda Ricardo Peralta, para señalarla como un síntoma de que el ministro no sabe formar equipos. "El único cese ya pertinente es el suyo", le dijo Peralta. Inés Sabanés, portavoz de IU, reclamó la dimisión por la "falta de previsión del Gobierno, su mala gestión y por la falta de asunción de responsabilidades políticas".

El socialista Segura llevó al ánimo del ministro su convicción de que si los ciudadanos hubieran escuchado su intervención por la megafonía de los aeropuertos habrían "votado a mano alzada por los pasillos su reprobación". Arias-Salgado no se arredró, aparentemente, ni ante los argumentos de la oposición ni ante el griterío que no cesaba de pedir su dimisión.

Con calma relativa aseguró que no eludía sus responsabilidades y mejor o peor leyó lo que considera los logros de su gestión en un contexto de abandono y deficiencias anteriores. Uno de los argumentos a su favor fue la inversión de 21.000 millones de pesetas que el Gobierno ha realizado. El conocimiento de esta cifra irritó aún más a la oposición. Consideraban mal empleada esta cantidad de millones a la vista de como funcionan las cosas.

El proyecto de privatización de Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (AENA) estuvo en el debate. CiU, BNG y Nueva Izquierda rechazan el paso al sector privado del organismo de gestión aeroportuaria y reclamaron el traspaso de dicha gestión a las comunidades autónomas. El PSOE acusó directamente al Gobierno de "debilitar AENA para favorecer su privatización".

La sorpresa de la sesión fue la presencia del propio Arias-Salgado, cuando no tiene obligación de asistir a una moción ya que la defensa del Gobierno corresponde a su grupo parlamentario. Pero el ministro quiso estar y con él los dos vicepresidentes, Francisco Álvarez-Cascos y Rodrigo Rato, las ministras de Justicia y Agricultura, Margarita Mariscal y Loyola de Palacio, respectivamente, y el ministro de Educación y Cultura, Mariano Rajoy.

Antes de que comenzara la votación, a las 21.30, el portavoz del Grupo Socialista, Luis Martínez Noval, pedía la palabra para señalar que ese acto resultaba inútil por cuanto que Televisión Española había informado 25 minutos antes de que el Congreso de los Diputados había rechazado la reprobación. Así que la sesión terminó para Arias-Salgado como empezó, con gritos de "dimisión, dimisión". Y en los pasillos el PSOE solicitó el cese del responsable de informativos de la televisión pública, Javier González Ferrari.

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