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CIRUGÍA

El trasplante de mano de Lyón, un éxito

A los seis meses de haberse realizado, el primer trasplante de mano practicado en el mundo -tras un intento fallido en 1964- puede considerarse un éxito. La operación, que se realizó en septiembre de 1998 en el hospital Eduard Herriot de Lyón, consistió en implantar el antebrazo derecho y la mano de un donante fallecido por muerte cerebral a un hombre de 48 años que había perdido el suyo en accidente. El seguimiento de seis meses ha permitido comprobar, según un artículo que publica la revista The Lancet, que este tipo de trasplante es "técnicamente factible", pero exige una muy cuidadosa selección de los beneficiarios. La incógnita era si el sistema inmune del receptor rechazaría o no el implante. La administración de altas dosis de fármacos inmunosupresores ha evitado hasta ahora el rechazo. La única complicación apreciada fue una irrupción cutánea a las ocho semanas del trasplante, que desapareció incrementando la dosis de inmunosupresores.

El paciente fue sometido, según explica el profesor DuBernard, a una intensa fisioterapia para facilitar la activación funcional del miembro trasplantado. Alrededor de cien días después del trasplante el paciente tenía algunas sensaciones en la muñeca y era capaz de percibir una presión cuando se le apretaba fuertemente en la palma de la mano. Ello indica que se está produciendo algún tipo de regeneración en los nervios de la mano trasplantada, algo esencial para que el trasplante pueda ser un éxito desde el punto de vista funcional.

La cuestión a plantearse ahora, según The Lance, es si este tipo de trasplantes puede convertirse en una cirugía rutinaria clínicamente. El problema radica en que, además del riesgo de rechazo y la permanente dependencia de los inmunosupresores, puede provocar graves alteraciones psíquicas en el receptor.

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