Vaya lata
Todo empezó cuando se nos ocurrió salir del barrio para ir de marcha. Nos lo estábamos pasando bien, pero bien bien, y nos cierran los pubs tan pronto que decidimos irnos a una discoteca. Vaya lata, ahora búscate la parada del búho del barrio, porque andar, andar a esas horas no apetece. Claro, como no vivimos en el centro. Normalmente, con mi horario de Cenicienta no tenía estos problemas; pero, ya que te dejan un día, sales. Para que se te escape el búho y por no esperar pilles un taxi que te lleva hasta la mismísima puerta de casa como si fuera un buen novio; pero sin un duro te ves para el día siguiente. Sí, me parece muy bien que los vecinos del centro prefieran ese horario; pero antes, según me han contado, de pubs; luego, a la disco, unos churros y a casita, caballera. En metro. De acuerdo que recorten si gustan la fiesta, pero que den un buen servicio de metro hasta una hora después del último cierre oficial. Tanto paro con lo bien pagadas que están las horas de noche.
Todo el mundo quiere que los jóvenes seamos sanos, deportistas, pero en el polideportivo suben cada vez más la matrícula y las mensualidades. ¡Ah!, y si vas por libre te lo cobran todo. Porque siempre se pagó por las canchas de tenis; luego fueron los campos de fútbol; ahora, la pista de patinaje (un montón de baldosas mal puestas), hasta esto tiene su precio. Sólo espero que la entrada no vaya subiendo y las instalaciones públicas no vuelvan a ser elitistas como fueron en otro régimen del cual sólo tengo conocimiento por referencias.
De todas formas, mis zapatillas y yo, como las de otros, tenemos vía libre en el parque, aunque carezcamos de la vigilancia del polideportivo y a ciertas horas. Gracias por acotar lo que es de todos para enseñarnos que no hay vallas en el resto de Madrid.- . .
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