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GUERRA EN YUGOSLAVIA Política y diplomacia

Nunca habrá un plan Marshall con Milosevic, dice Bonn

El negociador alemán para Kosovo insiste en la búsqueda de un papel para Rusia

Pilar Bonet

"Rusia no debe ser marginada en el conflicto de Kosovo. Ése es uno de nuestros objetivos políticos más importantes, porque necesitamos a Rusia para superar los desafíos que plantea la seguridad en Europa", afirma el secretario de Estado, Wolfgang Ischinger, uno de los principales estrategas de la diplomacia de Bonn, que trata de impulsar la vía política. Ischinger mantiene que "hay que imponer la presencia de tropas en Kosovo".

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Día 25

En una entrevista con EL PAÍS, Ischinger, que ha pulsado en Moscú los ánimos del Kremlin ante el plan de paz alemán, analiza la situación cuando finalizaba la jornada del viernes. El líder yugoslavo, Slobodan Milosevic, no ha cedido, e Ischinger advierte que, "sin querer minimizarla, la iniciativa alemana es tan sólo un intento de poner en práctica los cinco puntos que la comunidad internacional ha planteado a Milosevic". El veterano diplomático de 53 años, que participó en las negociaciones de Dayton y en Rambouillet, compara la iniciativa del ministro Joschka Fischer con "un mapa de carreteras" que Rusia puede utilizar también. Los rusos, dice, están de acuerdo prácticamente con todo, excepto en "obligar a Milosevic" a aceptar las exigencias internacionales.

"La gran diferencia entre los occidentales y Rusia es que nosotros pensamos que debemos definir una situación que obligue a Belgrado, mientras Moscú mantiene la lógica de buscar una solución que Belgrado pueda aceptar en negociaciones". "Nosotros creemos que no se puede negociar con Belgrado con éxito, y que hay que imponer la presencia de tropas en Kosovo. Es una diferencia profunda, pero es la única".

La composición del contingente internacional y la estructura del mando no están resueltos aún, pero Ischinger los considera "de segundo orden". "La cuestión central", reitera, "es si estamos dispuestos a obligar a Belgrado a aceptar tropas". "Hasta hoy, Milosevic no está dispuesto a permitir tropas extranjeras en su territorio". "Hablar" con Milosevic no significa "negociar" con él, puntualiza Ischinger. "Mientras Milosevic no esté ante un tribunal internacional, debemos verlo como la persona que tiene el poder en Yugoslavia y debemos hablar con él, lo que es algo distinto a negociar. No queremos negociar. Ya lo hemos intentado. Queremos proponerle una solución que le permita acabar la guerra. Le decimos que si hace una serie de cosas, el bombardeo puede acabar", afirma.

"Si Milosevic estuviera ante el Tribunal Internacional de La Haya, ya no sería imaginable que habláramos con él, pero mientras no lo esté hemos de aceptar que tiene el poder", precisa el diplomático, que en otra ocasión ha aludido a un juicio internacional como una de las perspectivas que se abren ante Milosevic.

¿Y si Milosevic cediera y aceptara las exigencias de la OTAN? ¿Acaso no prolongaría eso el problema? "Probablemente no habrá democracia en Serbia con Milosevic, por eso cabe preguntarse si la integración de Yugoslavia en las estructuras democráticas europeas no presupone que Serbia tenga otros dirigentes. Esa pregunta se la deben plantear los ciudadanos de Yugoslavia", señala.

Diferencias con EEUU

Ante la pregunta de si es correcto pensar que mientras Milosevic siga en el poder no habrá ningún Plan Marshall para Yugoslavia, Ischinger asiente -"correcto"-, pero no se interna en este terreno arriesgado. Considera que EEUU y los aliados europeos "están totalmente de acuerdo en sus objetivos", aunque "los relojes marcan horas algo distintas" en la búsqueda de una solución para Kosovo.

El plan alemán tuvo en cuenta las observaciones de la secretaria de Estado norteamericana, Madeleine Albright, pero "la cuestión es si en el momento actual se ve la necesidad de una iniciativa política", señala Ischinger. "Pensamos que es hora de tomar una iniciativa con la esperanza de subir de nuevo a Rusia en el carro, porque no podemos imaginar una solución duradera del problema de Kosovo sin Rusia". Los norteamericanos, por su parte, parecen más inclinados a pensar que la hora de las soluciones políticas "no ha madurado del todo". La opinión pública en Europa, señala Ischinger, se muestra "sorprendentemente" firme a favor de "no permitir que los valores occidentales sean agredidos como lo ha hecho Milosevic".

El nombramiento de Víktor Chernomirdin como enviado del presidente de Rusia, Borís Yeltsin, para Kosovo da a Occidente la oportunidad de intensificar las conversaciones con Moscú. "Me parece interesante que el presidente Yeltsin haya querido desempeñar su propio papel en este tema y no se lo haya dejado en exclusiva al Gobierno. Creo que la decisión indica el interés que Rusia tiene en una solución política", dice Ischinger, que valora la experiencia de Chernomirdin en el conflicto de Chechenia. "Él sabe lo difícil que son las cosas cuando se han agotado los medios políticos y hay que pasar a los militares". El pronóstico de futuro no es optimista. "Suponemos que la operación aérea de la OTAN, por desgracia, va a durar más de lo que podíamos prever inicialmente".

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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