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Jerez gana a Granada por goleada

Organización y ambiente inmejorables en la nueva edición del Espárrago Rock

Jerez se llevó el gato al agua. La pulcritud, la organización, el buen ambiente y un recinto gigantesco del circuito de velocidad han hecho este fin de semana que el Festival Internacional Espárrago Rock entre en una nueva dimensión frente a las 10 ediciones anteriores. El festival, hasta ahora, se había celebrado en Granada, cuyo Ayuntamiento, desde que es gobernado por el PP, sólo había puesto trabas a uno de los certámenes musicales más importantes del país. La opinión entre organizadores, artistas, medios y público es unánime: Jerez ha ganado a Granada por goleada. El traslado le ha sentado de maravilla al festival. Del raquítico recinto que poseía hasta ahora en la feria de Muestras de Granada (Ifagra) que, pese a estar a sólo tres kilómetros del centro, apenas sí tenía un servicio de autobuses, ha pasado a disponer de 280.000 metros cuadrados en el circuito de Jerez, con unas comunicaciones perfectas, una ordenada zona de acampada, otra gigantesca para aparcamiento y toda clase de servicios. Los primeros en darse cuenta han sido los propios organizadores, que reconocen que tuvieron que abandonar Granada casi obligados. "Como promotor desde el primer año del certamen", afirma el director, Francis Cuberos, "debo admitir que este año está sobre 10 y, como seguidor, debo decir que sobrepasa el notable. Aquí tenemos cinco veces más de lo que teníamos en Granada". La decisión de trasladar el Espárrago Rock de Granada a Jerez se produjo hace unos meses, después de que el Ayuntamiento gobernado por Gabriel Díaz Berbel se desentendiera del festival. En un órdago que al final le salió bien al alcalde de Jerez, el andalucista Pedro Pacheco, se le ofreció a la organización toda clase de facilidades, el compromiso de aportar 32 millones durante los próximos cinco años y un apoyo expreso. Ante la incredulidad del público granadino, el festival, con un presupuesto ya de 175 millones, levantó sus tiendas y desapareció de la ciudad. Eso sí, la primera edición del Espárrago jerezano no ha sido absolutamente perfecta. Cuberos admite que el cartel, cuyas máximas estrellas han sido la banda de ultra trash-metal Sepultura o los techno de Orbital, habría sido francamente mejorable, pese a la presencia de artistas como Khaled, Sargento García, Zebda o José Mercé. "Es un riesgo que hay que asumir al programar simultáneamente tecno, trash, música étnica o rock", dice Cuberos. Tal vez por la carencia de un gran nombre, cuando Bob Dylan está a punto de aterrizar en Andalucía en un par de semanas, el público se ha retraído en el nuevo Espárrago. Al certamen sólo llegaron los incondicionales de siempre, entre 8.000 y 10.000 por día, cifras inferiores a las registradas en Granada. "Es probable que se note un cambio en cuanto a la asistencia al festival", admite personal de la organización, "pero tampoco queremos que el Espárrago crezca mucho, porque un público de 30.000 personas es difícil de manejar". Más de 60 formaciones de todo el mundo y todos los estilos han desfilado por los cuatro escenarios del certamen, sincronizados para hacer que los asistentes pudieran ver el mayor número de espectáculos posible. Los escenarios han crecido en dimensiones y watios, como también las barras, los tenderetes de ropa y los puestos de comidas. Hasta se han habilitado líneas especiales de autobuses entre el centro de Jerez y el recinto. Este año no se ha hablado ni de altercados, ni de toneladas de basura dejadas por el público, ni de invasión de la ciudad por las tribus urbanas, como se aireaba siempre en Granada. La zona de la Bahía ha permanecido con el 100% de sus hoteles desbordados. "Creo que para los alrededores pueden generarse unos 200 millones de pesetas", comenta el organizador. "Pero lo realmente importante es que el Espárrago ha cobrado una nueva vida, un nuevo sentido. El festival es ahora un festival del futuro". MÁS INFORMACIÓN PÁGINA 34

Acosos

No todo ha sido un camino de rosas en la nueva edición del Espárrago Rock de Jerez. El certamen ha sufrido a lo largo de las últimas semanas una dura campaña de acoso por parte de un sector de la sociedad jerezana. Primero fueron las cofradías de Semana Santa, que pusieron el grito en el cielo porque el rock, los rockeros y la música le quitaran protagonismo a las procesiones. La Diócesis gaditana tuvo que mediar y poner un poco de paz. No obstante, el malestar fue patente y la polémica ha estado reflejada en la prensa hasta el último momento. Al festival han intentado también cargarle toda clase de lindezas, como la responsabilidad sobre los posibles accidentes de tráfico por ingestión de alcohol en las proximidades del circuito de velocidad de Jerez o hasta un alijo de dos kilos de cocaína que fue interceptado en el aeropuerto de Sevilla hace unos días. "Decían que ese alijo iba destinado al Espárrago Rock", ironiza Francis Cuberos, que pretende mostrarse conciliador con todas las críticas. "Ha habido polémicas", recuerda, "pero lo que sí es cierto es que en la ciudad ha habido en todo momento muy buen ambiente, y eso es magnífico".

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