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El entorno de ETA triplicó en marzo la violencia callejera y se ensañó con los militantes del PSE

La violencia callejera no conoce tregua en Euskadi y Navarra. Durante el pasado mes de marzo, según un informe realizado por el Ministerio del Interior, se produjeron 101 atentados, lo que arroja una media de tres actos vandálicos al día contra personas, sedes políticas, sucursales bancarias, efectivos policiales, medios de comunicación o cualquier otro objetivo del entorno de ETA. Desde que la organización terrorista declaró la tregua, el pasado 16 de septiembre, se han perpetrado un total de 266 acciones violentas, un 40% de ellas durante los últimos 31 días. La lucha callejera, lejos de adormecerse con el alto el fuego, se ha ensañado en los últimos días con los militantes y sedes del PSOE en el País Vasco y Navarra.

Dos supuestos etarras declaraban esta semana en la televisión pública vasca que la organización terrorista no asume "ningún tipo de paternidad" sobre la kale borroka [lucha callejera] y daban a entender que ETA, en plena tregua, se desvincula de estos atentados. Pero hay un dato que resalta el informe de Interior: "Los violentos han justificado una buena parte de los atentados como respuesta a las detenciones de varios dirigentes de ETA en Francia, a la desarticulación del comando Donosti, así como a la muerte del presunto miembro de la banda terrorista José Luis Geresta Mujika, quien apareció con un tiro en la cabeza en las proximidades de Rentería". De los 101 atentados contabilizados en marzo en el País Vasco y Navarra, 85 -el 84,15%- se produjeron en días posteriores a estos hechos.El informe de Interior se divide en dos partes. Una, la primera, ofrece un aluvión de datos que indican, por ejemplo, que -según el promedio- los radicales perpetraron en marzo 3,22 atentados al día, lo que contrasta con el 1,33 de los seis meses transcurridos desde el anuncio de tregua hasta el momento. Los meses donde el acoso proetarra bajó fueron enero -1,45 actos al día- y febrero -0,82-. Otros datos señalan a Vizcaya como la provincia más afectada -37 atentados-, seguida de Guipúzcoa -32- y Álava -10-. Burgos también conoció la violencia del entorno de ETA, que saboteó unas instalaciones eléctricas en Olmos de Atapuerca.

Otra parte del informe deja los datos -siempre fríos- a un lado, y se ocupa de recordar, caso por caso, día por día, dónde cayó la lotería macabra del entorno etarra, a quién hirieron, en qué calle se tendió la emboscada contra una patrulla de la Ertzaintza, cuál fue la última Casa del Pueblo convertida en una pira. Ya el 1 de marzo, un grupo de encapuchados atacó con botellas incendiarias una oficina de Correos en el municipio vizcaíno de Getxo; el día 6, calcinaron en Amorebieta (Vizcaya) el coche del concejal socialista Fidel Fernández Amor; tres días después, en Leioa, también Vizcaya, quemaron el vehículo de otro socialista, el portavoz municipal, Jaime San Sebastián... Así hasta 101 sobresaltos, algunos de ellos en medio de la madrugada, como el del 29 de marzo. A las cinco, tres botellas incendiarias dejaron reducido a chatarra el coche del socialista de Andoain (Guipúzcoa) Estanislao Amuchástegui. Otras cuatro botellas llenas de gasolina y ácido sulfúrico quisieron entrar en su vivienda, donde dormían su mujer y sus dos hijas. Todo quedó en un susto y en la impotencia de observar cómo la amenaza de los proetarras -dos años antes habían escrito en las paredes del pueblo que le iban a quemar el coche- se hacía realidad sin que nadie lo evitara.

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