La Pasión, según Piqué
Pese a que la secularización de las costumbres haya convertido la Semana Santa en marco turístico de las vacaciones de primavera, las procesiones callejeras todavía siguen invitando al doloroso recuerdo de la persecución, enjuiciamiento y muerte de Jesús de Nazaret. Según sus más acérrimos partidarios, el ministro Piqué encarna hoy simbólicamente la conmovedora figura del inocente entregado a las furias del populacho por las falsas denuncias de sus enemigos político-ideológicos; el portavoz del Gobierno sería la víctima inerme de una conspiración fabricada por judas que filtran papeles desde el Ministerio de Industria, fariseos socialistas que proyectan sus pecados sobre los dirigentes populares y émulos de Poncio Pilatos.El ministro Piqué tenía ya excavadas varias trincheras defensivas en el frente de los escándalos político-financieros: desde la posibilidad de ser procesado por un delito de alzamiento de bienes cometido mientras era presidente de Ercros hasta las acusaciones de prevaricación en la distribución de los fondos mineros como titular del departamento de Industria y Energía, pasando por el supuesto trato de favor dispensado por el Gobierno de Aznar a su antigua empresa siendo ya ministro. A estos litigios se unen ahora las técnicas de ingeniería fiscal puestas en práctica -antes y después de abandonar Ercros para ser ministro- por el hoy portavoz del Gobierno para minimizar sus impuestos a través de una sociedad familiar (Loreto Consulting) creada con el propósito de aliviar la pesada carga tributaria que recae sobre los ciudadanos por sus rendimientos de trabajo personal. Piqué alega que los procedimientos que ha utilizado para pagar lo menos posible a Hacienda como presidente de Ercros o como ministro son formalmente legales y que otros políticos -cuyos nombres amaga con revelar- han recurrido también a fórmulas parecidas.
Quienes relean esta Semana Santa los Evangelios a fin de revivir la Pasión podrían también prestar atención al pasaje en que unos fariseos conducen ante Jesús a una mujer sorprendida en flagrante adulterio para preguntarle si debería ser apedreada en conformidad con la ley mosaica. La compasiva respuesta de Cristo -"Aquel de vosotros que esté sin pecado que le arroje la primera piedra"(Juan, 8, 7)- resulta completada por el desenmascaramiento de los provocadores: "¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que pagáis el diezmo del comino y descuidáis la justicia, la misericordia y la fe!" (Mateo, 27, 23). Pero la analogía entre la contestación del Hijo de Dios a los fariseos y la réplica del ministro de Aznar a los socialistas no termina de funcionar: aun siendo cierto que el portavoz del Gobierno podría ocupar en 1999 el lugar de la mujer adúltera apedreada por los fariseos, también es verdad que entre 1993 y 1996 los dirigentes del PP actuaron con la doblez de los puritanos de Salem dedicados a la caza de brujas.
El caso de Piqué recuerda más bien el pasaje evangélico en que Jesús advierte a sus discípulos: "Es imposible que no vengan escándalos; pero ¡ay de aquel por quien vienen!" (Lucas, 17,1). Los titulares de cargos públicos no siempre parecen conscientes de que las ventajas específicas derivadas del ejercicio del poder implican costes también específicos que los simples particulares no están obligados a pagar. Si Mariano Rubio no hubiese sido gobernador del Banco de España, la opinión pública no habría reaccionado con indignación al conocer sus fraudes fiscales; si Piqué no fuese un ministro a quien los contribuyentes pagan un sueldo por defender el bien común, sus técnicas para maximar sus ingresos personales y minimizar los recursos de Hacienda serían un asunto particular. A quien escandalice a un inocente -advirtió Jesús- "más le vale que le cuelguen al cuello una de esas piedras de molino que mueven los asnos y le hundan en el mar" (Mateo, 18, 6): en un sistema democrático esa advertencia podría extenderse a los políticos que defraudan a los ciudadanos al subordinar los intereses públicos a sus intereses privados.
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