El juez del 'caso Brouard' intenta estrechar el cerco a Sancristóbal

El que fuera director de la Guardia Civil cuando fue asesinado el dirigente de HB Santiago Brouard, el general José Antonio Sáenz de Santamaría, realizó el viernes una declaración expresamente dirigida contra los intereses del entonces director general de la Seguridad del Estado, Julián Sancristóbal, y del ex teniente coronel de la Guardia Civil Rafael Masa, ambos en prisión tras la reapertura del caso Brouard. Pero fue la declaración del ex policía Michel Domínguez la que puede aportar más pruebas y abrir líneas de investigación sobre la supuesta implicación de Sancristóbal y sobre el presunto encubrimiento del comisario que investigó el atentado, Antonio Rosino.A falta de que el juez que instruye el caso, José Luis González Armengol, estudie los papeles del expediente Brouard requisado el viernes en el Jefatura Superior de Policía de Bilbao y logre hallar documentos de Rosino no aportados a la causa en su día, el testimonio de Domínguez, condenado por el secuestro de Segundo Marey, abona la tesis de encubrimiento que sostiene el juez para el comisario. Ya como miembro en activo de los GAL, Domínguez trabajaba como liberado en un gabinete de estudios, adscrito a la Brigada de Información de Bilbao, lugar donde se requisó el viernes el material de la investigación policial del caso.

La diligencia practicada en la Jefatura no estuvo exenta de cierta teatralidad en sus inicios, gracias a la actuación del letrado Emilio Rodríguez Menéndez. El abogado aseguró al magistrado que su tardanza se debía a una llamada que había recibido de una "fuente" que le advertía de la existencia de documentos manuscritos -supuestamente de Rosino- de suma relevancia relacionados con el caso, incluidos en el expediente policial. El juez, tras consultar a la partes, se puso manos a la obra y se dirigió a Jefatura. Peor suerte tuvo con el libro de registro al no hallarlo, y en el que el juez espera encontrar algún tipo de constancia de que "un alto cargo" de la Dirección General de la Seguridad ordenó a Rosino parar las pesquisas. La información privilegiada de Menéndez se evidenció también en sus preguntas a Domínguez, al obligarle a reconocer que mantuvo una larga conversación con Miguel Planchuelo por un móvil.