Un hombre y su hijo de seis años se ahogan al caer a una poza del río Clariano en Ontinyent
El pequeño Carlitos, de seis años, resbaló y cayó a la poza. Su padre, Carlos C. U., de 34 años, que le acompañaba el sábado por la tarde en aquel funesto paseo por el cauce del río Clariano, a unos dos kilómetros al sudoeste de Ontinyent (La Vall d"Albaida), se arrojó al agua para salvarlo. Los submarinistas del Grupo de Especialidades Subacuáticas (GEAS) de la Guardia Civil rescataron ayer a mediodía los dos cuerpos sin vida. Estaban ahogados en el fondo del Pou Calent, con una mortaja de cuatro metros de agua sobre sus cabezas. "La poza es una trampa mortal: entrar es sencillo, salir es casi imposible", relataba ayer el alférez de la Guardia Civil de Ontinyent, Juan Asensio Simón.
La poza apenas tiene 15 metros de longitud y cuatro de profundidad, pero al estar rebosante de agua por las últimas lluvias es difícil encontrar un asidero en sus paredes inclinadas y resbaladizas por el musgo. Padre e hijo sabían nadar y se habían bañado en el Pou Calent en verano, cuando la poza está medio vacía y es fácil salir. Partieron de su casa el sábado a las cuatro de la tarde para dar un paseo. El padre en su Vespino y el niño en una pequeña bicicleta. Unos vecinos de un chalé les vieron dejar sus monturas a las cinco junto al río, a 200 metros cauce arriba del Pou Calent. Nadie volvió a verles con vida. A las once de la noche, la esposa de Carlos C. U., alarmada por la tardanza, avisó a unos familiares, que hallaron la bicicleta y el ciclomotor. A la una y media de la madrugada denunciaron la desaparición a la Guardia Civil, que rastreó el río junto a la Policía Local, Protección Civil y los familiares. Unas 25 personas participaron en la búsqueda. A las cuatro las linternas iluminaron lo que parecían señales de pies que derrapaban junto la poza y temieron lo peor. No podrían haber ido más allá: en este punto el barranco se angosta tanto que no se puede seguir sin mojarse. Se quedó una patrulla de guardia junto a la poza y se suspendió la búsqueda hasta el amanecer. Cuando clareó comprobaron que eran huellas de alguien que se escurrió hasta la alberca y avisaron a los submarinistas, que a mediodía rescataron los cadáveres. Un vecino, Joaquín Ordóñez, recuerda que hace 10 años se produjo una tragedia similar en la poza contigua, el Pou de l"Olleta: cayó un niño de 10 años, se tiró a por él su tío y se ahogaron los dos. Con una rama de palmera y una cuerda sacaron del agua a la madre y la tía del pequeño antes de que corrieran el mismo destino.
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