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FERIA DE CASTELLÓN

¡Victorino, Victorino!

Apoteosis final con la corrida de Victorino que tuvo que ser aplazada el pasado domingo a causa de la lluvia. Y valió la pena esperar por ver seís toros como ya no se van viendo por esas plazas. Por eso el ganadero fue reclamado a los medios para sacarlo a hombros mientras toda la plaza gritaba ¡Vitorino, Vitorino! Y eso porque el ganadero de Galapagar llevó toros-toros a Castellón que se ha convertido en su segunda casa. Destacó el quinto, Galo de nombre, premiado con vuelta al ruedo.Pero en general fueron toros bravos, entregados en los caballos; arrancándose desde los medios en el segundo puyazo. Recibiendo duros castigos de los varilargueros y salir sin dar tumbos ni costaladas. Dando, en una palabra, por sí mismos un espectáculo que puso digno colofón a una feria de la Magdalena que en el aspecto ganadero este año fue un fracaso total.

Victorino / Esplá, Caballero, Líria

Toros de Victorino Martín, de correcta presentación y bravos. Al 5º le dieron la vuelta al ruedo. 3º el más parado. Luis Francisco Esplá: pinchazo, estocada tendida y descabello (oreja); cuatro pinchazos y bajonazo (ovación). Manuel Caballero: media y estocada (oreja); estocada (dos orejas). Pepín Líria: estocada (dos orejas); estocada delantera caída y descabello (oreja). Caballero, Líria y Victorino Martín salieron a hombros por la puerta grande. Plaza de Castellón, 21 de marzo. Lleno.

También allí hubo toreros. Pero claro unos lo eran más que otros. Así el alicantino Luis Francisco Esplá estuvo técnicamente perfecto en su primero pero frio. Con el capote desplegó un amplio repertorio y dio un recital con las banderillas, que clavó reunido y por los adentros. Luego se fajó con un animal que perdía las manos de tanto humillar. A su segundo le hizo faena larga y tesonera y mereció mejor trato aquel animal franco y que acudía presto al primer toque. Lo trató de matar recibiendo pero erró y allí perdió el trofeo.

Pepín Líria estuvo bullidor, pero sin profundidad ni temple. Todo lo contrario, dio más zapatillazos e hizo más quilómetros que Fermín Cacho. Con el sexto, el murciano sólo compuso la figura y daba el zapatillazo calcando el trasteo anterior.

Poco importaba pues Caballero ya había levantado la tarde con el quinto. Un toro que se fue, con encastada bravura y peleando, por dos veces al caballo. El animal atendió al primer toque de la muleta de Caballero que fue dejando que se le escapara muletazo tras muletazo. Planteó la pelea en el tercio y cuando quiso meterlo en faena el victorino ya mandaba en la arena. Finalmente, todo quedó en una faena más vibrante que de poder y profundidad. A pesar de ello, como cobrase una estocada hasta la gamuza, se le premió con las dos orejas. Antes, a su primero, le hizo faena discreta donde dio algún buen natural pero sin ligar.

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