Una profesora de la Jaume I publica un libro sobre traducción y doblaje que cubre un vacío editorial
"El doblaje no es una mala traducción, sino una traducción condicionada por el medio visual", afirma la profesora Rosa Agost (Castellón, 1968) en la presentación de Traducción y doblaje: palabras, voces e imágenes, un encargo de la editorial Ariel para cubrir el enorme hueco bibliográfico que sobre esa actividad existe en España. La joven profesora de Traducción de la Universitat Jaume I, que ya elaboró una tesis doctoral sobre el mismo tema hace tres años, considera que las traducciones para doblajes son las más abundantes en la actualidad. Sin embargo, señala: "Hay mucho escrito sobre traducción de poesía y teatro, pero sólo existen algunos trabajos de investigación colaterales sobre el fenómeno del doblaje". Rosa Agost considera que el doblaje, la subtitulación, la interpretación simultánea y las voces interpuestas en el cine, la radio y la televisión forman lo que se denomina una traducción total. "En una película", afirma la autora, "te puedes encontrar de todo: desde un poema hasta una parte meteorológico, por eso es importante que el traductor esté bien formado". Esta investigadora, que por su dominio de varios idiomas prefiere visionar las películas en versión original, considera que vivimos en un país que desde el franquismo se ha potenciado, a diferencia de otros países europeos, el doblaje. "No hay preferencias: la labor del traductor consiste en que su trabajo resulte excelente tanto subtitulado como doblado". En su trabajo, Rosa Agost ha utilizado materiales diversos como películas, dibujos animados, series, documentales y anuncios publicitarios. El libro ha tenido presente la limitación que representa el sincronismo entre la imagen y la palabra. Es, quizá por ello, por lo que reivindica que la figura del traductor y adaptador sean la misma persona, o, al menos, trabajen de forma coordinada.
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