Un donjuán de cuatro estrellas
Un general de EE UU, condenado a pagar 22.000 dólares por sus adulterios con esposas de cuatro subordinados
El general David Hale llamó al servicio de habitaciones de un motel de Connecticut y pidió que le subieran dos ensaladas. Una era para él; la otra, para Donnamaria Carpino Madden, la mujer con la que mantenía una ardiente relación. Al día siguiente cogieron el mismo avión con destino a Turquía para regresar a una base militar norteamericana en ese país. Hale viajó vestido con su uniforme plagado de condecoraciones. A su llegada a Turquía le esperaba en el aeropuerto el coronel Everett Madden. Se cuadró ante el teniente general, aunque en realidad había ido a recoger a su esposa, Donnamaria.David Hale ha sido el primer militar de su rango en el Ejército que se ha sentado ante un consejo de guerra en casi medio siglo. Se ha salvado por los pelos (muchos dicen que por los galones) de una condena que podía haber llegado a 56 años de cárcel por conducta sexual "inadecuada", en terminología clintoniana. "Sólo" deberá pagar una multa de 22.000 dólares (casi 3,5 millones de pesetas) y podrá retirarse con honor a sus 53 años. Para evitar una condena mayor, el general aceptó declararse culpable de nueve cargos de comportamiento impropio de su cargo (el eufemismo que se emplea para definir el adulterio) y uno de perjurio. A cambio, el Ejército retiró las acusaciones de acoso sexual que habían presentado al menos cuatro esposas de subordinados con las que mantuvo relaciones sexuales. El caso Hale no sólo ha recordado a la opinión pública que el adulterio es un delito en el código militar, también ha sacado a escena el debate sobre el doble rasero punitivo que emplea la justicia en los ejércitos.
Ni la reincidencia ni el descaro con el que empleaba su rango han endurecido una condena que con toda seguridad habría sido más severa si el acusado perteneciera a un escalafón algo más bajo. Él mismo describió ante el tribunal militar cómo una vez abrazó y besó a la mujer de un oficial en presencia de su marido, que estaba a las órdenes del general y que, fiel a la escala de mando, aceptó la humillación. Otro militar a sus órdenes, el coronel Brian Maca, contó en el juicio sus problemas para admitir que su mujer mantenía relaciones sexuales con Hale, a quien él contemplaba como "una figura paterna, un gran americano, alguien que merece reverencia". Ante el consejo de guerra siempre brillaban las dos estrellas de David Hale, logradas merced a una impecable hoja de servicios y una actuación heroica en la guerra de Vietnam.
Su caso es bien distinto a otros dos muy recientes. El año pasado, el sargento Gene McKinney fue degradado por un delito (no cuatro) de adulterio. Y un año antes, la teniente Kelly Flinn dejó el Ejército del Aire ante la seguridad de que su idilio con un hombre casado (un civil, esposo de una compañera de filas) acabaría en un consejo de guerra y en una pena de cárcel. Fue la primera y la única mujer que ha logrado ser piloto de un B-52. A otro piloto, el capitán Joseph Belli, no se le ha aceptado su dimisión después de ser acusado de mantener una relación con una mujer de su mismo destino. Belli había iniciado los trámites de divorcio de su esposa, pero el estricto código militar (en su caso) puede hacerle pasar 22 años en la cárcel.
Cuando Mike McCurry era todavía portavoz de Bill Clinton, en los peores tiempos del caso Lewinsky, un periodista le preguntó: "Dado que Clinton es el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, ¿no debería ser juzgado en consejo de guerra por haber cometido adulterio?". McCurry enmudeció e hizo todo lo posible por cambiar de tema y porque la sugerencia no volviera a florecer. El Departamento de Defensa lleva meses prometiendo medidas que garanticen el mismo castigo para los infractores del código militar independientemente del rango que luzcan. Las nuevas leyes harán que deje de ser delito aquella relación consentida "que no afecte al estamento militar", y penalizará aquellas que mantengan superiores y subordinados "porque ponen en peligro el buen orden y la disciplina militar", dijo el secretario de Defensa, William Cohen.
Hale se jubila con su rango y con su sueldo intactos: 75.000 dólares anuales (11,6 millones de pesetas). Peor lo habría tenido si en vez de general hubiera sido sólo teniente. Por algo su abogado defensor ha sido Frank Spinner, el mismo que logró la absolución para el piloto que estaba a los mandos del avión que provocó la muerte de 20 personas en los Alpes italianos al cortar el cable del teleférico.
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