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UGT acusa a Piqué de poner trabas a la privatización de Babcock & Wilcox

La sección sindical de UGT en Babcock & Wilcox, mayoritaria en el comité de empresa, ha criticado la actitud que entienden obstruccionista del ministro de Industria, Josep Piqué, en el proceso de privatización de la compañía. La central no entiende ni la mala gestión de la empresa en los últimos años ni cómo Pique ha dificultado la privatización al ponerla como la única alternativa al cierre de la empresa. Los socialistas vizcaínos han pedido al Gobierno la máxima transparencia en todo el proceso.

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Babcock & Wilcox, que perdió el pasado año 19.400 millones de pesetas frente a los 4.300 millones del ejercicio precedente, se enfrenta este mes a su privatización o cierre. Su comité de empresa se cuestiona si el proceso que ahora culmina, y en el que prácticamente no han participado, ha dejado a la firma peor de lo que estaba. El comité se pregunta cuáles son las condiciones que ha establecido la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (Sepi) para aceptar las ofertas, si éstas guardan relación con la que en su día hizo la multinacional anglonoruega Kvaerner y qué criterios va a seguir en la selección. Además esperan saber si la Sepi tiene previsto que la parte social juegue algún papel en todo el proceso. En todo caso, el comité está preocupado por las reflexiones del Gobierno vasco que vinculan el futuro de Babcock al del Mecánica de la Peña, el otro fabricante de bienes de equipo de la comunidad. Estos planteamientos del comité de empresa han sido superados por la propia sección sindical de UGT, que se ha preguntado quién va a aumir la responsabilidad política de "una gestión tan catastrófica", del fracaso de la opción de Kvaerner y, sobre todo, de la actitud de Piqué al poner la disyuntiva de privatización o cierre. "¿Es ésta la forma cómo el ministerio entiende la ayuda ante las dificultades de la empresa?", señala UGT. Este sindicato critica, además, que pese a los sacrificios de la plantilla, los "parametros económico-financieros se han desplomado". La facturación en 1995 alcanzó los 57.576 millones de pesetas y el pasado ejercicio fue de 19.300 millones. Además, se quejan de que los sucesivos cambios en los equipos directivos se han hecho sin criterio y que el actual presidente, Joaquín Clotet, vicepresidente de la Sepi, realiza su función a tiempo parcial. A todo ello le suman una falta real de apoyo político, la poca racionalidad de la opción de Kvaerner y la pésima gestión de los recursos, especialmente los humanos. Por otro lado, el comité de empresa espera una respuesta a su petición de entrevistarse con el consejero de Industria, Josu Jon Imaz. Además, ayer los socialistas vizcaínos pidieron a los Gobiernos central y vasco que fueran transparentes.

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