La Audiencia absuelve por falta de pruebas al acusado del crimen de Miguel Ángel Martín
In dubio pro reo (en caso de duda hay que fallar a favor del reo). En este principio jurídico se ha basado la Audiencia de Madrid para absolver a Aziz R., de 26 años, del delito de homicidio del que fue acusado por la muerte del joven pintor Miguel Ángel Martín, ocurrida en abril de 1993. El cadáver fue hallado 15 meses después en un pozo de Alcobendas. Aziz R. compareció la semana pasada ante la Audiencia para ser juzgado por la muerte de Miguel Ángel. Llevaba en la cárcel desde noviembre de 1996, fecha en que fue detenido en Holanda por Interpol.
En la sentencia, el tribunal sostiene que existían pruebas de cargo contra Aziz y que por eso, tras su detención en Holanda y posterior entrega a España, ha estado en prisión preventiva. No obstante, ha decidido absolverle porque esas pruebas, aunque se hallan en el límite de la culpabilidad, no son lo suficientemente sólidas como para condenarle y que, por tanto, procede aplicar la presunción de inocencia y absolverle.Aziz acudió al juicio con varias pruebas de cargos en contra. La más llamativa, la presencia de sus huellas en un justificante de pago de la tarjeta de crédito sustraída a la víctima, así como un testimonio que luego se declaró mendaz sobre el lugar donde estuvo la noche en que desapareció Miguel Ángel. No obstante, salió de la vista habiendo dejado claro al tribunal otros datos que le exculpaban o, al menos, suscitaban serias dudas sobre su culpabilidad. Por ejemplo, el análisis del ADN practicado a varios cabellos encontrados en el coche que se llevó la víctima la noche de su desaparición y que fue encontrado días después con unas placas de matrícula falsas. Los análisis de ADN han demostrado que esos cabellos no pertenecen al acusado, según indicaron ayer fuentes jurídicas.
La sentencia de la Sección primera de la Audiencia de Madrid absuelve, pues, al acusado, de 26 años y natural de Marruecos, de los delitos de robo, robo con homicidio, detención ilegal, robo con rehenes y utilización ilegítima de vehículo de motor ajeno y de la falta de hurto que se le imputaba. En este crimen figura implicado también otro inmigrante, Mohamed G., que se halla en paradero desconocido y que no ha sido juzgado porque la policía no ha logrado localizarle.
En la sentencia, los tres jueces que componen el tribunal consideran probado que las últimas noticias de la existencia con vida de Miguel Ángel Martín datan del día 10 de abril de 1993. Miguel conversó ese día por teléfono con sus padres -que se encontraban de vacaciones en Ávila- y sacó por la noche los cubos de la basura de la finca donde vivía, en una casa de la calle de Santa Engracia. Sus padres denunciaron su desaparición y no dejaron de buscarle.
El cadáver de Miguel Ángel fue hallado 15 meses después, el 20 de julio de 1994, en un pozo de Alcobendas. Estaba semienterrado. Su cuerpo no tenía signos de violencia. Días después de su desaparición, la policía halló el coche de la víctima con las placas de la matrícula de otro vehículo. La policía comprobó que la matrícula pertenecía a un coche que había sido llevado a un taller por Mohamed G., el otro supuesto implicado en este delito.
Manchas de sangre
En el interior del vehículo de Miguel Ángel se encontró una americana empapada de sangre en uno de cuyos bolsillos se hallaron dos recibos de cajero automático de cuya cuenta era titular el fallecido y que indicaban que se habían realizado dos reintegros, uno el día 11 de abril y otro al día siguiente.
Además, según la sentencia, en el vehículo se detectaron varias huellas, dos de las cuales pertenecían a Aziz, mientras que otras pertenecían al mencionado Mohamed G.
La sentencia relata que Aziz vio a un amigo, Khalid Z., a finales de abril y que, ante el comentario de haber encontrado la policía una chaqueta ensangrentada de Mohamed en el interior del vehículo de Miguel Ángel, el procesado le pidió que no comentara que le había visto con Mohamed. Adujo que no tenía "papeles" y que temía ser expulsado y mandado a Marruecos.
El tribunal cree que el análisis del ADN y que las dudas sobre su culpabilidad aconsejan decretar su absolución.
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