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VIOLENCIA EN EL PAÍS VASCO

Aznar emplaza a Arzalluz a que saque consecuencias de sus acuerdos con EH

Luis R. Aizpeolea

José María Aznar dirigió ayer un reproche y un consejo al PNV en el balance que hizo de los seis meses que han transcurrido desde la declaración de tregua indefinida de ETA. El jefe del Gobierno reprochó a Xabier Arzalluz que diga que los nacionalistas están siendo apaleados sólo porque "verbalmente se les lleva la contraria", cuando a otros "los violentos les calcinan hasta cuatro veces el negocio", en alusión al concejal del PP de Erandio Victorio Fernández. El consejo consistió en pedirle a Arzalluz que "saque consecuencias de lo que significa recibir apoyos de los que justifican la violencia".

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El PNV admitió oficialmente el lunes, tras el fin de semana más violento en Euskadi en lo que va de tregua, que la violencia del entorno de ETA contra personas o entidades representativas de los sectores no nacionalistas realmente se está volviendo contra los intereses del propio nacionalismo. Ayer, Aznar animó al PNV a que extrajera las "consecuencias" de recibir apoyos de los que justifican la violencia y decir, a la vez, que ésta "desprestigia al nacionalismo".Aprovechó esta referencia a la violencia callejera para dirigir una advertencia a sus promotores, ETA y su entorno. Tras señalar que este tipo de terrorismo "no es una casualidad porque sube o baja en función de las conveniencias" de sus promotores, Aznar no dudó en calificarla como una "estrategia alternativa" al terrorismo anterior, y advirtió de que "no traerá nada bueno".

El jefe del Ejecutivo está convencido de que la respuesta judicial y policial, con el registro de sedes de Herri Batasuna y la detención de algunos de sus miembros por presunta pertenencia o colaboración con ETA, es irrebatible ante quienes, desde las filas nacionalistas, amenazan con el riesgo de una ruptura de la tregua de la banda. A su juicio, sería "incomprensible" que no se defendiera el "cumplimiento del Estado de derecho".

El presidente insistió en que sería un elemento de "confusión grave" que "alguien pudiera entender que es mejor incumplir la ley que cumplirla", y aseguró, en referencia a los nacionalistas, que no concede "ni el más mínimo crédito" a quien defiende que para conseguir la paz "es inconveniente, aunque se produzca la circunstancia y la ocasión, la detención de todo el aparato militar

[de ETA], responsable de los atentados".

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Aznar dio la vuelta al argumento de los nacionalistas que advierten de que las detenciones de etarras y los registros a las sedes de HB ponen en riesgo la tregua etarra. "La aplicación del Estado de derecho y de la ley es la mejor de todas las garantías. Cuando alguien dice que tiene voluntad de paz, lo tiene que demostrar", señaló en un claro reto a ETA y a Euskal Herritarrok (EH).

El presidente engranó su argumentación con una serie de interrogantes: "¿Tienen que demostrar la voluntad de paz los concejales del PP del País Vasco? ¿O los representantes del PSOE? ¿U otros representantes de partidos democráticos? O, por el contrario, ¿no será que los que tienen que demostrar su voluntad de paz son los que les hacen la vida imposible? ¿Tiene que demostrar una voluntad de paz el presidente del Gobierno, después de haber soportado los más duros embates de la violencia terrorista? ¿O la tienen que demostrar quienes se han dedicado a matar y asesinar?".

Pese a esta respuesta puntual al nacionalismo y a la violencia callejera, Aznar hizo un balance "positivo" de los seis meses de tregua de ETA y los nueve -junio de 1998- sin que se haya producido ningún asesinato de la banda, y reiteró su oferta de diálogo. "La situación es claramente mejor de la que había, no porque haya habido una conversión democrática de los terroristas, sino porque ETA no actúa por propia voluntad", dijo el presidente.

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