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Nuevos atentados kurdos siembran el pánico en Estambul

Estambul vive una pesadilla. El sábado, 13 personas murieron en un atentado contra un centro comercial y ayer, cuando los diarios reflejaban la indignación y el pánico de los habitantes de la ciudad más populosa de Turquía, estalló una bomba instalada debajo de un camión y la policía llegó a tiempo de desactivar otro artefacto en un conocido restaurante de comida rápida.

Los seguidores del líder kurdo Abdalá Ocalan, detenido en Kenia el 15 de febrero, dijeron a principios de marzo que declaraban "la guerra total" contra Turquía. Lo que era una amenaza ahora es una realidad. El atentado de ayer dejó a dos personas heridas, una de ellas de gravedad. El artefacto explosivo estaba colocado debajo de un camión aparcado en el barrio europeo de Estambul, según informó la agencia Anatolia.La segunda bomba fue abandonada en un restaurente Burguer King del barrio de Avcilar, también en la parte europea. En esta ocasión la policía llegó a tiempo para desactivarla.

Al mismo tiempo que Estambul sufría una nueva ofensiva kurda, los Halcones en Venganza de Apo (apodo por el que se conoce al líder kurdo Abdalá Ocalan) reivincicaron el atentado que acabó con la vida de 13 personas el sábado en Estambul. Pocas horas después de que el fuego devastara un centro comercial, este nuevo grupo kurdo se comunicó con una cadena televisiva local para atribuirse la acción, según contaba ayer el diario Hurriyet.

La policía, sin embargo, no ha querido hacer comentarios al respecto. En un principio, las autoridades turcas habían acusado al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) de ser el autor del atentado, aunque los portavoces de la formación independentista se apresuraron a negarlo.

El atentado del sábado ha sido el más importante desde que los servicios secretos turcos detuvieran a Ocalan. Desde entonces, el PKK anunció una "intensificación de la guerra" contra Turquía. La amenaza se ha materializado en múltiples atentados, cuatro de ellos contra zonas comerciales de Estambul. Sin embargo, sólo una de las acciones ha sido reivindicada por el PKK, la que protagonizó una de sus militantes el 4 de marzo, cuando perpetró un atentado suicida contra la comisaría de Batman, en el sureste del país.

"Intentan desatar el pánico, cogeremos a los culpables", dijo ayer el primer ministro turco, Bulent Ecevit, quien se enfrenta a una grave crisis a sólo un mes de las elecciones: una frágil situación de orden público y una rebelión de parlamentarios islamistas que pretenden retrasar los comicios.

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