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PASARELAS DE EUROPA

Cuatro diseñadores gallegos cierran en París los desfiles de la moda otoño-invierno del 2000

John Galliano se convierte en uno de los triunfadores con sus prendas de punto

París, que se ha colocado en el último tramo del circuito internacional de desfiles de prêt-à-porter con vistas al otoño-invierno 2000 desde que los americanos adelantaron sus fechas en Nueva York, cuenta con un apretado calendario de ocho días (del 7 al 14 de marzo), con unos 80 desfiles oficiales dentro de la Cámara de la Moda Francesa y otras 60 presentaciones paralelas. Anoche, un grupo de cuatro gallegos (Adolfo Domínguez, Quina Fernández, Caramelo y Florentino) desfiló en la Escuela de Bellas Artes en el último día de la moda parisiense, donde John Galliano ha sido uno de los triunfadores.

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Los nuevos fichajes en Yves Saint Laurent y Nina Ricci, casas emblemáticas de la costura francesa, confirmaron en París la estrategia actual de renovarse o morir. Albert Elbaz, delfín de Saint Laurent, debutó el lunes con una colección en homenaje al fundador utilizando los colores favoritos del maestro -naranja, fucsia, turquesa y verde-, a veces combinados entre sí, para discretos vestidos camiseros o trajes pantalón y el negro para esmoquin, todo exento de bisutería, y los sombreros tan habituales de la maison.Por otra parte, Nathalie Gervais, nueva directora artística de Nina Ricci (que pertenece al grupo español Puig), quien antes estuvo en Gucci y Valentino, estrenó el sábado nueva colección. Los Puig, que entran cada vez más en el mundo de la moda (Victorio y Lucchino, Carolina Herrera y Paco Rabanne), parecen la versión española de Bernard Arnault, del grupo Louis Vuiton-Moët Gennesey.

La diversidad de nacionalidades y culturas de los diseñadores que coinciden en la capital francesa aumenta el eclecticismo de las propuestas que convierten a París en la plataforma más innovadora y creativa, aunque menos comercial. A lo largo de la pasada semana, las fuentes de inspiración han tenido referencias de otras épocas, como el romanticismo neogótico y victoriano del siglo pasado, o los años treinta, sesenta y setenta del siglo actual.

Pero fue Alexander McQueen, en Givenchy, quien hizo el primer guiño al nuevo milenio con una puesta en escena que simulaba la pista de aterrizaje de una nave espacial, con mujeres galácticas ataviadas de ajustados trajes sastre cortados con la precisión del bisturí, con faldas tubo o pantalones anchos, chaquetas entalladas de hombros cuadrados en napas neutros, grises, blancos y plata, vestidos con estampados gráficos de silicona, monos ceñidos con dibujos de ordenador e impermeables y vestidos de plástico transparente. Y, como toque final, dos cibernautas con cazadoras de luces intermitentes.

La visión futurista de Cristina Ortiz en Lanvin se traduce en cortes geométricos, esferas convexas y cóncavas con pliegues y drapeados tridimensionales para siluetas limpias y estilizadas en pantalones rectos, tops sin mangas y chaquetas de cuellos altos.

Paco Rabanne jugó con las tonalidades marrones, como beis y blanco, combinando piezas de ante y napa a veces perforadas en lana y punto para capelinas, túnicas de cuello chimenea, chalecos, faldas lápiz y sobrefaldas de cortes geométricos de napa, unidas con cadenas.

El aire deportivo y urbano de la mejor tradición americana, donde el punto es el eje fundamental, invade las pasarelas. Marc Jacobs, en Louis Vuiton, lo realizó con ponchos, abrigos y capas estilo manta étnica de dibujos zigzag color cámel y rojo de voluminosos cuellos drapeados y capuchas bordadas de zorro, bufandas, echarpes con bolsillos y todo combinándolo con jerséis en punto canalé y pantalones estilizados y atrezado con maximochilas y sacos de viaje en charol rojo, morado o verde manzana.

Motivos étnicos

John Galliano, en Dior, lanzó un ejército de voluminosos jerséis y cardigans en punto mohair en ochos de exagerados cuellos sobre faldas por la rodilla, de día, y en vestidos de satén cortados al bies, por la noche. Para su propia colección eligió motivos africanos como el tema principal para envolventes abrigos caparazón y chaquetones tres cuartos de amplias mangas en lanas grises, blancas y negras, con detalles étnicos o flecos en puños y solapas, combinados con faldas tobilleras envolventes y botas de cebra o de encaje de napa con tacón estileto.Karl Lagerfeld, en Chanel, dio su visión de los setenta con cortas y ajustadas chaquetas de piel vuelta y pantalones campana en tweed con cinturones de cadenas metálicas grandes. Jean Paul Gaultier celebró el mestizaje y armonía de culturas y razas bajo una manta unificadora de plumas de satén.

Tendencias generales: el punto es el género clave en mohair, lanas rústicas y canalés, tanto para abrigos, cardigans, chaquetones, chalecos o grandes jerséis de cuello vuelto o cisne. La piel de poni, teñida en todos los colores de la temporada: gris, negro, verde oliva, granate, la gama de beis y marrón más fucsia, morados, turquesas y rojos. Las pieles vueltas, en napas y ante con forro de zorro o mutón. Las napas y antes, lisas o perforadas, además del patchwork, el fieltro, las franelas, los terciopelos, chifones de seda y tafetanes. Las formas incluyen capas, capelinas, capuchas, ponchos, abrigos envolventes, siempre con cuellos importantes, maxichalecos y faldas lápiz a la rodilla, midi o tobilleras.

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