EL INFORME DEL MURO. El informe pericial encargado por el juzgado que investiga la tragedia del Bazar España llega a 20 conclusiones, desgranadas en 12 folios, en las que asegura que el viento de rachas huracanadas derribó el muro y mató a cinco personas. Pero insiste en que la causa de los derrumbes "fue la propia existencia de ambos muros", que no deberían estar allí. El perito subraya que el Ayuntamiento de Sevilla, copropietario de la finca, sabía que la pared era inestable, ya que se le había pedido desde varias instancias -desde policías a juzgados- que lo derribara para evitar víctimas. El informe, la verdad oficial, trasluce que el papeleo de Urbanismo hizo que no se viera o no se quisiera ver el peligro. El viento restaba resistencia al muro a partir de los 26 kilómetros por hora
El perito Francisco Granero, cuestionado por los abogados de las víctimas, dedica desde la página 41 hasta la 86 a calcular cómo incidió el viento en el muro y cuál era su resistencia. También analiza cinco hipótesis en el caso de que se hubiera actuado de diferentes formas sobre el muro. La conclusión del arquitecto es que a partir de la velocidad de viento de 90 kilómetros por hora, alcanzados y superados en ocasiones aquel 31 de diciembre, "el muro entró en crisis estable y volcaba, posteriormente, a partir de una presión ejercida por una racha huracanada". Pero también dice que "la velocidad máxima para no producir tracciones [empuje] en la base de apoyo del cerramiento del muro es de 26 kilómetros". El informe recuerda que la tarde de autos se preveía climatológicamente mala. Protección Civil comunicó a 104 municipios de Sevilla, capital incluida, que tenían que activar sus sistemas de defensa ante fenómenos meteorológicos adversos. El plan de precaución se activó a las 12.40 "a los efectos de que cada municipio acondicionara sus mecanismos de respuesta (...) por tanto, hubo tiempo suficiente para haberse dispuesto las medidas de control y seguridad ciudadana en los puntos de la ciudad que así conviniese". Los observatorios volaron Los informes meteorológico posteriores indican que de dos a tres de la tarde, el viento alcanzó en cinco ocasiones los 96 kilómetros hora, mientras a las 15.05 era de 115 kilómetros. "Y hasta las 16.00 se volvieron a alcanzar los 102". El viento sopló de tal modo que los observatorios de Tablada, El Copero e Isla de la Cartuja "volaron y quedaron inutilizados". El estudio de la fuerza del viento lleva a Granero a concluir: "Que el efecto causante que hizo perder la estabilidad del muro fue el viento, que alcanzó velocidades de rachas huracanadas, de índole catastrófica". Aunque añade: "La causa de los derrumbes de los dos tramos de muro fue la propia existencia de ambos muros y la imposibilidad de resistir velocidades de los vientos huracanados de índole catastrófica". El arquitecto toma en consideración para su estudio unos informes encargados por su colega Luis Recuenco, autor de la mayoría de los proyectos para la parcela, a la empresa Vorsevi SA, una conocida empresa de ingeniería y control de calidad propiedad del cuñado del primer teniente de alcalde de Sevilla, Alejandro Rojas-Marcos, vicepresidente de la GMU. Estos informes afirman que, sin viento, el muro era estable hasta la tarde trágica.
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