Extraño
El vibrante artículo del teólogo Juan-José Tamayo-Acosta sobre "Los hombres de Pinochet en el Vaticano" pone de relieve lo extraño que resulta que el Papa condene los crímenes y los "tribunales" de una Inquisición que pretendía "salvarnos" del "hereje", violando para ello, ¡inadmisiblemente!, los derechos humanos en su tiempo, mientras alienta y bendice, en 1987, y encubre, en 1998, los crímenes y los "tribunales" de un Pinochet que pretendía "salvarnos" del "marxismo" y violó para ello, ¡admisiblemente!, los derechos humanos puede decirse que ahora mismo.
¡La Iglesia impenitente ha de "salvarnos" siempre de algo!—
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