El cazagoles de siempre
Julio andaba algo triste. Pasado un periodo de adaptación en Vitoria, no llegaba su primer gol. Por eso salía de los entrenamientos con mirada cabizbaja, porque no marcaba. Y eso que nadie, desde que regresó del Yokohama Marinos, había criticado al delantero bilbaíno. Después de tantos años, el juego de Salinas ya no crea debates. Todos saben que ante todo es un hombre honesto. Y que pocos futbolistas han tenido un olfato como el suyo. "No vengo a atracar", aclaró el día de su presentación en el Alavés.Salinas sigue siendo el de siempre, sólo que con algunas canas y un nuevo equipo en el que ganar tiempo a su jubilación. Salinas no quiere dinero. Solamente sumar más goles a los 142 que ya acumula en la Liga española. Incluso asegura: "Ahora, en el Alavés, corro más que nunca en toda mi carrera".
Al fin y al cabo, en sus anteriores clubes sólo se le exigía marcar. En Vitoria además defiende. Siempre en la medida de sus posibilidades, claro.
Julio ya es feliz. Porque en el plazo de dos meses, además de marcar dos tantos, ha provocado dos penaltis y su presencia todavía inspira desconfianza en las defensas. "El público", decía ayer un entusiasmado Salinas, "ha cantado eso de Bota de Oro. Me hace mucha ilusión".
Su mérito se duplica teniendo en cuenta el rival. Marcó dos goles al Mallorca, el equipo menos goleado de Primera división. En 25 jornadas ha encajado 18 tantos. Como coartada para Roa y sus compañeros, cabe reconocer el empacho de partidos que arrastran. Además de jugar últimamente dos partidos por semana, el Mallorca presentó en Mendizorroza una alineación casi calcada a la que jugó contra el Varteks el pasado jueves. Nueve hombres repitieron en el once.
Cúper no es amigo de dosificaciones. Aunque si se hubiera percatado de que dejó en la grada a Carlos, un delantero que marcó tres goles al Alavés la última vez que jugó en Mendizorroza, igual habría hecho una excepción.
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