La pegada del Valladolid deja seco a un confuso Espanyol

ESPANYOL 0 VALLADOLID 2La pegada del Valladolid dejó seco al Espanyol por primera vez en las últimas once jornadas. El equipo blanquiazul no tuvo bastante esta vez con el ordenado planteamiento de Brindisi. El nervio y las salidas al contrataque de un Valladolid que ya suma cuatro triunfos consecutivos desmontaron el engranaje defensivo del Espanyol a las primeras de cambio.Dispuso de ocasiones el equipo de Brindisi en ese fulgurante inicio de partido pero la defensa del Valladolid, perfectamente pertrechada con los marcajes a los que Lozano y Vizcaíno sometieron en la medular a Galca y Sergio, resolvió la papeleta y fue ganando en un autoconfianza para aguantar durante hora el gol de penalti de Peternac.

Galca apareció en el equipo titular en detrimento del sancionado Nando, aunque la posición de éste en el eje defensivo pasó a ocuparla Iván Helguera. El Espanyol pagó el movimiento en su once de salida. Echó de menos la contundencia y el la vuelta de llave que le da Nando a la última puerta de acceso a Toni. Y perdió al mismo tiempo la buena dinámica de la que dota Iván Helguera a la línea de creación de juego blanquiazul.

El Valladolid, con los escarceos de Caminero y la velocidad de Víctor y Peternac, le metió el miedo en el cuerpo a la defensa blanquiazul nada más empezar con un remate al palo de Caminero. La respuesta instintiva del Espanyol provocó los mejores minutos de fútbol de la tarde con dos grandes paradas de César y un despeje de Pochettino bajo palos.

El Valladolid jugó con la máxima avaricia posible. No atendió a su superioridad numérica ni a su mejor disposición anímica para manejar el partido. Se replegó y redobló sus esfuerzos con el objetivo de que el Espanyol no atinara en el remate. Y el Espanyol no lo hizo. Ni en dos disparos a bocajarro de Tamudo y Cristóbal ni en un penalti de García Calvo que, pese a la insistencia de Galca y De Lucas, lo lanzó Martín Posse. Lo hizo mal y César también rechazó. Y el Valladolid acabó obteniendo un botín que redondeó con la transformación de otro penalti.