La pregunta final

Nadie duda en Murcia sobre quién es el hombre más rico de la ciudad. Si antes los grandes propietarios de la tierra eran familias de rancio abolengo, apellidos con guiones y un título por escudo, ahora el más poderoso es el hijo del carnicero. Desde el primer cerdo que mató su padre hasta los 37.000 millones de pesetas que factura hoy El Pozo, Tomás Fuertes Fernández ha estado detrás de cada duro ganado. "¿Y usted cree que Tomás Fuertes, un multimillonario, va a venir aquí a dibujar con nosotros los planos del PGOU?", se pregunta un alto funcionario municipal sin esperar respuesta.Técnicos y políticos del Gobierno local han hecho una piña para defender su honradez. Mantienen que si Fuertes sale beneficiado es porque no hay más remedio. "Ahora mismo", asegura un técnico de la Gerencia de Urbanismo que prefiere guardar el anonimato, "no podríamos trazar una carretera en Murcia sin tener que expropiar terreno a Fuertes. La ciudad está hipotecada al industrial".

La oposición quiere saber hasta cuándo va a tener que estar pagando esa hipoteca. De ahí la insistencia del PSOE e Izquierda Unida en solicitar del Gobierno municipal el parcelario, en conocer quiénes son realmente los dueños de la tierra; hasta dónde, en fin, llegan los dominios de Fuertes y los otros grandes propietarios. Detrás de esa pregunta, lógicamente, se esconde otra: ¿quién o quiénes se van a beneficiar del nuevo PGOU? Y esta cuestión lleva a una tercera, la más importante, aireada durante los últimos días por el PSOE, pero que ayer ni su portavoz ni tampoco el de IU se atrevió a formular: ¿está la financiación del PP detrás de todo este asunto?