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Los problemas de una superestrella

De los actores que cobran 20 millones de dólares (más de 3.000 millones de pesetas) por película en Estados Unidos, Kevin Costner es, tal vez, el que menos puede justificar su salario a la luz de lo que recaudan sus películas. Mensaje en una botella, que se estrenó en febrero en EE UU, está teniendo una taquilla bastante aceptable, sobre todo si se considera que las críticas han sido casi todas negativas. ¿Conseguirá Costner algún día demostrar su talento y reivindicar su reputación? Aunque dice una y otra vez que no está dispuesto a pedir perdón por Waterworld y El mensajero del futuro, a Costner le va a costar mucho recuperarse de esos dos batacazos financieros y de la mella que han hecho en su carrera.Costner empezó siendo una cara bonita con un algo especial en películas de éxito como Los intocables, Bull Durham y No way out. Ese algo especial resultó ser un proyecto de convertirse en gran autor del cine americano, con cuyo pasado glorioso quiso reconciliarse a través de la exitosa Bailando con lobos en 1990. Pero casi inmediatamente empezó la cuesta abajo. La revista People le dedicaba demasiado espacio en su portada, en artículos y listas de gente guapa y entretenimiento banal, mientras que él se recubría de un halo de seriedad minimalista en todos sus papeles, y cada vez resultaba menos atractivo ir a ver sus películas.

Incluso contando con los fiascos de Waterworld y El mensajero del futuro, en ninguna película Costner se había tomado a sí mismo tan en serio como en Mensaje en una botella, sobre la cual el crítico de la revista The New Yorker escribió que el actor "no da nada , sólo se queda ahí parado, taciturno y distante (...), como si pensara que puede seguir siendo una estrella del cine haciendo lo menos posible".

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Costner es una superestrella internacional, no cabe duda, pero su público se está cansando de su decreciente sentido del humor y de que en sus películas siempre parece estar pensando en otras cosas más importantes, sin tener tiempo o interés para reparar en minucias como el propio desarrollo del argumento en curso. El pasado mes de enero, una consultoría hizo una encuesta sobre las estrellas favoritas de los americanos. El resultado fue sorprendente porque John Wayne aparecía en segundo lugar, después de Harrison Ford, y también porque Kevin Costner no estaba entre los diez primeros. Tampoco figuraba Richard Gere, pero sí veteranos como Clint Eastwood y Sean Connery.Actualmente, Costner ha terminado de rodar su tercera película sobre béisbol, For the love of the game. Y su inmediato quebradero de cabeza es conseguir un director para 13 days, un thriller sobre la crisis de los misiles de Cuba. Además, se dice que también piensa en la segunda parte de El guardaespaldas. El año pasado desveló que había querido contar con Diana de Gales para esta secuela.

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